PROYECTOS REALIZADOS 2014-2018


MUSEO VIRTUAL  - 2018

Museo virtual realizado con los trabajos de los alumnos de 1º1º Turno Mañana Bachiller coordinados por la profesora de Plástica Viviana Borrella .
En trabajo conjunto con la bibliotecaria Sandra Galimberti del Turno Mañana se realizó el armado del museo utilizando la aplicación  EMAZE.COM
Para ver la muestra de alumnos ingresar al siguiente link 
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CONCURSO LITERARIO  2015
ESCUELA DE DANZAS Nº2 
“JORGE DONN” 
Con motivo del inicio del "Concurso Literario 2015  " ,  propuesta que la Escuela de Danzas Nº2
"Jorge Donn" realiza todos los años para motivar a los alumnos de nuestra comunidad y de la Escuela de Cerámica "Fernando Arranz"  a  desarrollar la  creatividad  a  través de las letras,  nos  contactamos  con
 "Escuelas Lectoras " del Gobierno de la Ciudad  y recibimos en nuestra escuela por dos miércoles consecutivos- 12 y 19 de agosto -  de 11 a 13 hs    al excelente narrador "Juan Tapia" .
Su propuesta  se centró en la narración de mitos y leyendas para el 1º encuentro y poesía  para  el 2º encuentro. Esta iniciativa  para promover el hábito y el disfrute  de la literatura captó el interés  de los alumnos (los dos primeros años del turno mañana de bachiller )  y resultaron ser disparadores de diferentes ideas y proyectos para otras materias.






Recursos para incentivar la escritura creativa...


Seguir este enlace para poder ir a cada uno de los iconos

Cliclear en la pestaña "Mapa de Recursos" de "Palabras Azules"

Y también ...estos enlaces....







CONCURSO LITERARIO  2015
ESCUELA DE DANZAS Nº2 
“JORGE DONN” -


Porque creemos que la literatura es siempre una expedición a la CREATIVIDAD 

Invitamos a todos los alumnos de ambas escuelas a desarrollar

                      LA IMAGINACIÓN

LA PARTICIPACIÓN                             LA SENSIBILIDAD                      



¡¡¡  ANIMATE    Y     PARTICIPÁ   !!!

Del 25 de agosto al 2 de octubre  de 2015

 LEE LAS BASES !!!



ESCUELA DE DANZAS  Nº 2  “JORGE DONN”
BASES CONCURSO LITERARIO 2015
DEDICADO AL GRAN  ESCRITOR  “EDUARDO GALEANO”
(1940 -2015)

PODRÁN CONCURSAR TODOS LOS ALUMNOS QUE SE ENCUENTREN  EN LA INSTITUCIÓN EN TODAS SUS CARRERAS Y TURNOS, EN EL PRESENTE CICLO LECTIVO, Y SE INVITA A PARTICIPAR TAMBIÉN A LOS ALUMNOS DE LA ESCUELA  DE CERÁMICA, “FERNANDO ARRANZ”.

BASES:

-GÉNEROS LITERARIOS: POESÍA, NARRATIVA (Cuentos, Novelas, Crónicas) y TEATRO.
-DEBERÁN TRATARSE DE OBRAS INÉDITAS NO PUBLICADAS ANTES EN NINGÚN SOPORTE: LIBRO, INTERNET, REVISTAS Y NO HABER SIDO PREMIADAS ANTES EN OTRO CONCURSO. SERÁN RECHAZADOS LOS TRABAJOS QUE COMETAN  PLAGIO, COPIADOS TOTAL O PARCIALMENTE DE OTROS AUTOR/A.

-SE RECIBIRÁN HASTA 3 (TRES) TEXTOS LITERARIOS POR AUTOR/A.

-DEBERÁN  ENTREGARSE 5 (CINCO) COPIAS DE CADA TEXTO, PASADAS A COMPUTADORA EN HOJAS TAMAÑO OFICIO O A4, COLOCADAS EN UN ÚNICO SOBRE DEL MISMO TAMAÑO, PAPEL MADERA. EN EL EXTERIOR DEL SOBRE, SE ANOTARÁ EL SEUDÓNIMO ELEGIDO  (EL MISMO PARA TODOS LOS TRABAJOS) Y LA CATEGORÍA EN LA QUE SE PARTICIPA (SI YA SE PARTICIPÓ EN OTRO CONCURSO LITERARIO DE LA ESCUELA, DEBERÁ CAMBIARSE EL SEUDÓNIMO). DENTRO DE ESE SOBRE SE COLOCARÁ OTRO SOBRE CERRADO, DONDE SE CONSIGNARÁN LOS DATOS REALES DEL PARTICIPANTE: NOMBRE Y APELLIDO, AÑO Y DIVISIÓN, EDAD, SEUDÓNIMO ELEGIDO Y CATEGORÍA.

-LOS PARTICIPANTES PUEDEN PRESENTAR MÁS DE UN TEXTO CON EL MISMO SEUDÓNIMO, PERO EN SOBRES SEPARADOS.

Ø      CATEGORÍAS:

PREMIO CATEGORÍA NIÑO: PARTICIPANTES DE 10 A 13 AÑOS.

PREMIO CATEGORÍA ADOLESCENTES: PARTICIPANTES DE 14 A 17 AÑOS.

PREMIO CATEGORÍA ADULTOS: PARTICIPANTES MAYORES DE 18 AÑOS.

-LOS TRABAJOS SERÁN ENTREGADOS EN LA BIBLIOTECA DE LA INSTITUCIÓN, EN LAS CONDICIONES ANTERIORMENTE DESCRIPTAS EN CUALQUIERA DE LOS TRES TURNOS.

-EL JURADO ESTARÁ INTEGRADO POR LAS PROFESORAS  PAOLA COSMA, LILIANA RINKEWITSCH, SILVANA OLIVERA Y  UN REPRESENTANTE DEL EQUIPO DE CONDUCCIÓN.

-EL CERTAMEN LITERARIO SE INICIARÁ EL  DÍA 25 DE AGOSTO  DEL 2015 Y FINALIZARÁ EL DÍA  2 DE OCTUBRE DEL MISMO AÑO.

PREMIOS: LOS PREMIOS SERÁN ENTREGADOS DURANTE EL ACTO DE COLACIÓN DE BACHILLER Y CONSISTIRÁN EN LIBROS DE PRESTIGIOSOS AUTORES.
SE ENTREGARÁ  A CADA CATEGORÍA: PRIMER PREMIO, SEGUNDO PREMIO Y MENCIÓN ESPECIAL.

-EL JURADO TIENE EL DERECHO DE DECLARAR AL CERTAMEN “DESIERTO” SEGÚN LA CALIDAD DE LOS TRABAJOS PRESENTADOS.


“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar…”
Eduardo Galeano (escritor uruguayo)








PROYECTO INGLES 2015 - PROYECTO "LISTENING" 2015 


1º2º  - TURNO MAÑANA BACHILLER 


  LISTENING AND PERSONAL DESCRIPTION    
 -

JUSTIFICACION

Este proyecto se desarrolla con el   el objetivo de promover en los alumnos el LISTENING del idioma ingles como una manera de incentivar y reforzar los contenidos aprendidos en el aula durante las clases.

El LISTENING es  una herramienta fundamental para que los alumnos se inicien   en el camino del aprendizaje de un idioma dado que es la forma en la cual hemos aprendido nuestra lengua materna, escuchando y tratando de entender. 
Escuchando día tras día, aprendemos patrones en determinados contextos que poco a poco reproducimos  y trasformamos el listening en speaking.

Por ello, solemos decir que el listening es por  donde el speaking comienza

Desde la biblioteca de la escuela se abre un espacio para que los profesores de lenguas extranjeras  puedan realizar actividades enmarcadas en este objetivo.

FUNDAMENTACION

Participar frecuentemente en  juegos,   conversaciones , mirar videos , peliculas , compartir historias, escuchar cuentos,    y cantar canciones en ingles nos  posibilita acercarnos a otra forma de aprender un idioma  y de  comunicarnos de  manera mas placentera que aprendiendo formulas y estructuras. 

El listening mejora  la atención, la comprensión y la  producción de relatos expresivos. Ademas,  proporciona  la oportunidad de descubrir la potencialidad de una lengua extranjera  para conocer y explorar otros  mundos. 


OBJETIVOS

  •  Disfrutar de los videos,   juegos y películas propuestas por los docentes 
  • Familiarizar  al adolescente con el listening  a través de la Biblioteca.
  •  Enriquecer el lenguaje hablado, escrito  y la imaginación a través del listening.
  • Incorporar hábitos  para la utilización del listening  como herramienta para el aprendizaje y el  manejo  de un idioma 
  •  Fomentar la participación  comprometida de los alumnos en las diferentes actividades , y  juegos  propuestas.
  • Promover el cumplimiento de los acuerdos establecidos en el uso de la biblioteca


 PROPÓSITOS

·                     Seleccionar videos  y películas de calidad para que los jóvenes  disfruten de los listening  y que  gradualmente lo incorporen como una actividad habitual 

DESCRIPCIONES

·                     Leer y escuchar descripciones  personales a través de videos  y películas
·                     Conversar con los compañeros y con el docente sobre lo que les despierta y sugiere realizar una descripción personal
·                     Comentar con otros lo que se ha escuchado , visto y  se ha leído : intercambiar opiniones acerca de las descripciones narradas, sobre las actitudes  y lazos de acercamiento que la actividad genera entre  los alumnos 
·                     Redactar las descripciones individuales incorporando en el  texto descripciones personales y de personalidad   sin identificase 
·                     Elegir  una descripción  y leerla en tercera persona para que a nivel grupal se realice un juego de adivinanza 
·                     Realizar en parejas una representación gráfica del compañero elegido que represente las descripciones redactadas
·                     Realizar un afiche grupal que identifique al grupo a través de la actividad realizada
·                     Practicar el "listening" a través de una película alusiva al tema trabajado 
·                     Reconocer frases escuchadas en los videos y películas   y analizar su significado
·                     Inventar frase en ingles alusivas al tema para adosar al afiche grupal
·                     Buscar un lugar en el aula o en biblioteca  para mostrar el afiche  

DURACION

Inicio:LUNES 6 DE ABRIL 


 FECUENCIA DE LOS ENCUENTROS:
Frecuencia de los encuentros: 2 veces por semana 
Lunes de 11.40 a 13.00 hs y viernes de 8.40 a 10.10 hs.

AGENTES RESPONSABLES

 Docente de 1º año 2 º división turno mañana  de inglés   y   bibliotecaria  del  turno  mañana.

PARTICIPANTES

Profesora de Ingles de 1º  año 2da  division  Prof. Gabriela Filkestain - Turno Mañana Bachiller
Alumnos de 1º año 2da.  división  Turno Mañana Bachiller
Bibliotecaria Turno mañana Bachiller 

ESPACIOS

Biblioteca De La Escuela

ACTIVIDADES

·                     La propuesta se iniciará observando un video explicativo referido al tema de las descripciones personales  con explicaciones de la docente
·                     Se escucharan listning a través de videos alusivos al tema con teatralizaciones 
·                     Se realizaran juegos relacionados a las descripciones personales  
·                     Se publicará en el BLOG  de BIBLIOTECA  el listado  videos, actividades y peliculas   a exponer para realizar los listening
·                      Los alumnos leerán sus producciones a modo de descripciones personales , y realizaran un juego en dos  grupos  
·                     Se incentivará a que los alumnos narren oralmente entre sus compañeros  las descripciones personales 
·                     Se propiciara el intercambio de las descripciones para  incentivar la comunicación entre los alumnos y   crear lazos de amistad 
·                     Se expondrán las descripciones escritas por los alumnos en la biblioteca con una representación de su figura 
·                     Se escucharan canciones en inglés  para reconocer e interpretar la letra a traves del método de preguntas y respuesta con karakoe.
·                     Se proyectara una película alusiva al tema   
·                      Se harán reflexiones, conversaciones y juegos sobre la película    
·                     La actividad propuesta , el listening , se podrá realizar durante todo el año en la biblioteca,  abarcando diferentes contenidos de la materia

RECURSOS HUMANOS Y MATERIALES

Alumnos, docente,  y bibliotecario relacionados con el PROYECTO.
Biblioteca, videos, película,  canciones, hojas y lapices para realizar las descripciones, lamina para exponer las producciones 

EVALUACIÓN DEL PROYECTO 


Al finalizar el proyecto se hará la evaluación sumativa para comprobar el logro de los objetivos previstos con los siguientes instrumentos: Cuestionario  oral  y abierto con indicadores para evaluar a los alumnos .

ASPECTOS A EVALUAR  

·                     Las actitudes que asumen los alumnos  al realizar las diferentes actividades  
·                     Las producciones de los alumnos 
·                     Los comentarios que realizan acerca de las actividades realizadas  (emociones, opiniones, fragmentos favoritos, etcétera).
·                     El intercambio de ideas y opiniones.
·                     La elección de juegos y videos para realizar listening de acuerdo a sus propios intereses
·                     Responder preguntas sobre la personalidad de los personajes de la película 
·                     Reconocer frases en el idioma original de la película (inglés)  mientras se realiza el "listening" de la misma  y sin subtítulos.   


BIBLIOGRAFIA   

Vopel, Klaus W - "Juegos de Interacción " para adolescentes y jóvenes - Identidad, cualidades y capacidades.  Cuerpo- Volumen  Nº2 - Editorial CCS - España  - 1997- 

CANCIÓN PARA INTERPRETAR EN KARAKOE

"The way you make me feel"  - Michael Jackson


PERSONAL DESCRIPTIONS

 LINKS

 Describing people



 Learn English: Personality Descriptions

https://www.youtube.com/watch?v=m1BsepAo854

Learn English: Personality Descriptions

37 English Words for Describing a Person's Appearance: English Vocabulary

https://www.youtube.com/watch?v=a8t3aolwS-o

'What do you look like?' Song (Describing People) English on Tour


 English on Tour Unit 1-1 Greeting and meeting people!



MOVIE

En la década de 1970, una niña australiana de 8 años hogareña y sin amigos escoge un nombre de la guía telefónica de Manhattan y le escribe incluyendo una tableta de chocolate. Ella es María Dinkle, la única hija de una madre alcohólica y un padre distraído. Él es Max Horowitz, vivía solo en Nueva York, con sobrepeso y sujeto a ataques de ansiedad. Él le responde con chocolate. Así comienza una correspondencia de 20 años, interrumpida por una estancia en un asilo y algunos malentendidos. María se enamora de un vecino, ahorra dinero para quitarse una marca de nacimiento. Max tiene una amistad con un vecino, trata de controlar su peso, y finalmente obtiene el trabajo de sus sueños. ¿Se encontrarán cara a cara?


Link para ver la película


JUEGOS
1) 
2)Recognize phrases from the movie :



“Eres mi mejor amiga. Eres mi única amiga.” 


“Sin embargo, hay una cosa que desearía cambiar. Desearía poder llorar adecuadamente. Aprieto y aprieto, pero nada sale.” 


“Si tan solo hubiera una ecuación matemática para el amor.” 


“PD. No te preocupes por no sonreír. Mi boca casi nunca sonríe, pero eso no significa que no esté sonriendo en mi cerebro.” 


“Lamentablemente, en los Estados Unidos, los bebés no se encuentran en las latas de refresco. Le pregunté a mi madre cuando yo tenía cuatro años y me dijo que venían de los huevos puestos por los rabinos. Si no eres judio, de los huevos puestos por monjas católicas. Si eres ateo, por los huevos puestos por mujeres sucias o prostitutas.” 


“Mary, tienes que darte cuenta que no eres una crema de belleza que le puedes aplicar al mundo para dejarlo sin arrugas.” 


“Sé que el amor te molesta, así que no hablaré sobre eso. Todo lo que quiero decir, es que obviamente no es para mí.” 


“Me dijo que yo tendría que aceptarme a mí mismo, de los defectos y de todo, y que no podemos llegar a elegir nuestros defectos. Ellos son parte de nosotros y tenemos que vivir con ellos. 
Podemos, sin embargo, elegir a nuestros amigos y me alegro de haberte elegido a ti.” 


Love yourself first
You are my best fried
You are my only friend










PROYECTO 2014 *FERIA DEL LIBRO AMBULANTE*



Proyecto de Promoción del Libro y la Lectura 

"Los Libros de la Buena Memoria"

Justificación

El proyecto se enmarca dentro de los lineamientos pedagógicos de promoción de la lectura, destacando aspectos fundamentales de la importancia de fomentar este hábito en los jóvenes.
Sabemos que la lectura es fundamental para promover el pensamiento abstracto, reflexivo y crítico y su relación con el saber, acrecienta la  capacidad  de elección que es de  fundamental importancia para la vida.
Durante la adolescencia la flexibilidad mental permite el establecimiento y cambio de nuevos paradigmas.
Embarcarse en la aventura de la lectura no solo proporciona deleite y placer, sino que además crea las condiciones necesarias para el desarrollo de la inteligencia.
De hecho, si valoramos sus beneficios y virtudes vemos que la lectura es una herramienta de poder para los individuos y sociedades ya que al apropiarse de la información y de los conocimientos, abre las puertas del aprendizaje y el desarrollo de nuevas ideas que pueden ser puestas al servicio de la ciencia, la cultura, el arte, el desarrollo humano, y de la sociedad.
Además, la lectura es un recurso para la formación en valores, pues permite formar personas más cultas, reflexivas, críticas, autónomas y libres, capaces de ser competentes en los distintos ámbitos de la vida.
Leer es un refugio activo que nos permite no solo  imaginar  sino, también, dar vida a infinitos horizontes.

Según Jorge Luis Borges “el libro es una de las creaciones más asombrosas del hombre ya que es una extensión de su imaginación y su memoria”


 Por lo tanto, este proyecto propone revalorizar la biblioteca  y  la literatura como práctica artística.  Se pretende promover en los jóvenes  el ejercicio cotidiano de la lectura  y el uso práctico  de la biblioteca como ESPACIO PARA ELEGIR,  PARA LEER ,   PARA COMPARTIR  LECTURAS Y PARA  INTERCAMBIAR OPINIONES  a partir  de un clima agradable, confortable y significativo. Poner a los jóvenes  en contacto directo con los libros favorecerá el ir convirtiéndose gradualmente en lectores competentes, sensibles y críticos.

Fundamentación

La lectura frecuente de cuentos, novelas, poesía,  favorece  el desarrollo del vocabulario,la comprensión lectora, potencia  el placer por la lectura  y el interés por la escritura, además de incentivar la escucha comprensiva.
El desarrollo del esquema narrativo  facilita la comprensión y producción de relatos expresivos. Esto proporciona  la oportunidad de descubrir la potencialidad del lenguaje para conocer y explorar mundos.

Narrar y leer

  Hay diferentes estrategias  para  el acercamiento placentero  a la lectura .
 En  el vínculo  entre el lector y  el texto literario hay generalmente  un adulto mediador y en las buenas experiencias de iniciación a la lectura hay siempre registrado un matiz de afecto. De ahí la importancia que se construyan  espacios de lectura y de compartir la lectura  placentera. 
Alguien que narra, que "dramatiza" los rasgos más notables de un personaje, que representa un conflicto, propicia la escucha atenta y la identificación. Alguien que lee, se muestra como modelo  de lector fluido, expresivo, que disfruta al compartir con otros las lecturas que prefieren.
Enfatizar los conceptos claves del texto de la literatura escrita (cuentos, poesías, leyendas) pone a los jóvenes lectores en contacto con modelos de lengua escrita.
La Biblioteca debe estar en la mente de los jóvenes  como un recurso, una herramienta para su despertar imaginativo, “una caja de tesoros”, de donde no sólo pueda sustraer sino sumar, lo cual implica participación y protagonismo.

Objetivos

·                     Disfrutar de la lectura literaria.
·                     Familiarizar  al adolescente con el libro a través de la Biblioteca y del momento literario.
·                     Enriquecer el lenguaje hablado, escrito  y la imaginación a través de la literatura.
·                     Incorporar hábitos fundamentales para la utilización y manejo de la Biblioteca y los libros.
·                     Fomentar la participación  comprometida de los alumnos en las diferentes actividades literarias propuestas.
·                     Promover el cumplimiento de los acuerdos establecidos en el uso de la biblioteca.

Propósitos

·                     Seleccionar para leer y narrar textos literarios de calidad para que los jóvenes  disfruten de las manifestaciones literarias y las aprecien, convirtiéndose gradualmente en lectores competentes, sensibles y críticos.

Contenidos

Formación personal y social
·                     Creación y/o aceptación de normas, pautas y límites.

Literatura

·                     Leer y escuchar narraciones y lecturas de textos narrativos.
·                     Conversar con los compañeros y con el docente sobre el efecto que un texto literario produce.
·                     Comentar con otros lo que se ha escuchado leer y lo que se ha leído : intercambiar opiniones acerca de la historia contada, sobre las actitudes o las características de los personajes de un cuento o una novela y su modo de accionar, sobre un fragmento favorito de un cuento o una novela, sobre el desenlace de la historia.
·                     Recuperar el hilo argumental del último capítulo leído al continuar la lectura de una novela.
·                     Elegir un libro en la biblioteca  o de la exposición de los libros en la feria de acuerdo con los propios gustos e intereses.
·                     Tomar en cuenta las ilustraciones, el título, la tapa y la colección para elegir un libro.
·                     Tomar en cuenta el autor para elegir un libro.
·                     Pedir sugerencias acerca de obras literarias expresando sus intereses, sus gustos.
·                     Iniciarse en la recomendación de obras literarias fundamentando, aunque sea en forma parcial, la opinión.

Duración

Inicio:  Junio
Finalización: Octubre

Agentes Responsables

 Docentes de Lengua ,  bibliotecarios  y preceptores/as  del  turno  mañana.

Participantes

Comunidad educativa.

Espacio 

Sala Arón 

Actividadades

·                      La feria se iniciará  leyendo algunos fragmentos de "LA GRAN OCASIÓN " de Graciela Montes como introducción y fundamento  para las actividades que se desarrollarán a través del  proyecto.
·                     Se confeccionará una lista de posibles recomendaciones de libros y  autores 
·                     Se publicará en el BLOG  de BIBLIOTECA  el listado de libros a exponer clasificados por género y autor 
·                     Se publicará en el BLOG  de BIBLIOTECA  la recepción de cada libro por parte de los  lectores 
·                     Se ordenarán los libros, teniendo en cuenta su contenido (Poesías- Rimas-Cuentos-Novelas-etc.)
·                      Los alumnos leerán los textos propuestos , ya sea en el hogar o  en los espacios de lectura  generados en el aula para el intercambio de opiniones 
·                     Se incentivará a que los alumnos narren oralmente entre sus compañeros  lo  que han leído   para incrementar la comprensión lectora
·                     Se escribirán recomendaciones en una cartelera destinada para tal fin y en el BLOG  de Biblioteca 
·                     Se invitará a algún autor   para que vengan a contarnos como se inició en la escritura y  a contarnos una narración  
·                      Se propondrán   actividades en  el Área de Expresión relacionadas con  la motivación generada por la biblioteca ambulante
·                     Se realizarán actividades propuestas por docentes y alumnos  en cada una de las divisiones ,  que tengan relación con el texto más elegido  según acuerdo llevados a cabo por el grupo   
·                     La Feria ambulante finalizará con narraciones orales

Recursos Humanos Y Materiales

Alumnos, docentes,  preceptores y profesionales invitados en relación con el Proyecto.
Biblioteca, diferentes portadores de textos, ficheros, registro de préstamos, talonario para realizar comentarios,pinches o alfileres, clips,  mesas para la exposición, mantel para cubrir la mesa,   cajas. 

Evaluación Del Proyecto


Al finalizar el proyecto se hará la evaluación sumativa para comprobar el logro de los objetivos previstos con los siguientes instrumentos: Cuestionario abierto con indicadores para evaluar a los alumnos .

Aspectos A Evaluar

·                     Las actitudes que asumen al escuchar narrar o leer textos narrativos, poemas.
·                     Los comentarios que realizan acerca de lo leído (emociones, opiniones, fragmentos favoritos, etcétera).
·                     El intercambio de ideas y opiniones.
·                     La elección de libros de acuerdo con los propios gustos e intereses 
Para leer y reflexionar

 LA GRAN OCASIÓN: 
LA ESCUELA COMO SOCIEDAD DE LECTURA  por GRACIELA MONTES  
PLAN NACIONAL DE LECTURA
VALE LA PENA
Leer  vale  la  pena...  Convertirse  en  lector  vale  la  pena...  Lectura  a  lectura,  el  lector  –  todo  lector, cualquiera sea su edad, su condición, su circunstancia…– se va volviendo más astuto en la búsqueda de indicios, más libre en pensamiento, más ágil en puntos de vista, más ancho en horizontes, dueño de un universo de significaciones más rico, más resistente y de  tramas más sutiles. Lectura a lectura, el lector va construyendo su lugar en el mundo.
Lo que sigue es una reflexión acerca de esta lectura que vale la pena. Es también una propuesta: que la escuela se asuma como la gran ocasión para que todos los que vivimos en este país –cualquiera sea nuestra edad, nuestra condición, nuestra circunstancia…– lleguemos a ser lectores plenos, poderosos. La lectura no es algo de lo que la escuela pueda desentenderse.

BUSCADORES DE SENTIDO
Leer  es  algo  más  que  descifrar,  aunque  toda  lectura  suponga  un  desciframiento.  Leer  es  construir sentido. No sólo se “lee” lo que está cifrado en letras. Se “lee” una imagen, la ciudad que se recorre, el rostro que se escudriña...Se buscan indicios, pistas, y se construye sentido, se arman pequeños cosmos de significación en los que uno, como lector, queda implicado.
Mucho antes de disponer del lenguaje, un bebé “lee” el mundo que lo rodea, busca señales, anticipa acontecimientos según esas señales, registra lazos de significación entre un tono de voz, un rumor de fondo, un ruido de pasos por el pasillo y la desazón, o el consuelo. El movimiento de una cortina, cierta luminosidad, el contacto con la colcha de la cama algo “le dicen”. No se trata de un significado que está allí de antemano, no es cierto que ese movimiento de la cortina, esa luminosidad o ese contacto con la colcha estén preparados para decirle lo mismo a cualquier otro bebé. El ha construido la significación, es resultado de su trabajo.
Sin embargo, está claro que esa “lectura” mínima de quien todavía no dispone del lenguaje resultará invisible. No queda registro de ella en ninguna parte. Sólo, tal vez, en situaciones excepcionales, alguien muy cercano y lo bastante intuitivo podrá acaso –leyendo a su vez pequeñas señales– tener algún atisbo de ella. Muchas de nuestras “lecturas” privadas, íntimas, siguen siendo de ese orden, invisibles, toda la vida. 
 El  universo  de  significados  que  armamos  al  contemplar  un  paisaje,  o  un  cuadro,  al  mirar  las escenas  de  una  manifestación  en  el  noticiero  de  la  televisión  o  recoger  los  indicios  del  paso  de  un extraño  por  una  habitación  muy  conocida  por  lo  general  queda  dentro  de  los  límites  de  nuestra conciencia.
Otras  veces,  en  cambio,  cuando  contamos  una  película  que  hemos  visto,  por  ejemplo,  o  cuando relatamos un suceso, algo de lo que fuimos testigos, damos voz a nuestra “lectura”. Nuestro trabajo de constructores de sentido se vuelve visible. Pensemos en un relato, por ejemplo. El relato que hacemos es obra nuestra. No pretende incorporarlo todo, cada una de las sensaciones que registraron nuestro oído, nuestro ojo o nuestro olfato en un primer, un segundo, un tercer plano de la atención, sino que elige, arma, “dibuja”… Se escogen algunos pasajes, otros se omiten, se procede a un cierto montaje, se hace hincapié  en  un  detalle  y no  en  otro,  se  adopta  un  punto  de  vista…  El  cosmos  de  significación  que construimos es personal, exactamente como le sucedía al bebé. Y nos incluye. Cada persona, desde que nace, “lee” el mundo, infatigablemente busca sentidos.
Y, del mismo modo, si le dan la ocasión, también puede “escribir”, o “inscribir” en palabras, ese mundo que ha leído. Puede contarlo. Analfabetos de significación no hay, somos todos constructores de sentido.
Y, si nos dan la palabra, todos podemos sentirnos, al menos por un rato, “el dueño del cuento”.

TOMAR LA PALABRA
Esta  “toma  de  la  palabra”  es  un  momento  clave  en  la historia del lector.  La lectura  –y la  escritura–empiezan en la palabra viva, que sale de una boca concreta y es recogida por oídos también concretos.
La lectura empieza siendo oral. En el lenguaje y con el lenguaje construimos nuestros primeros pequeñostextos, dejamos nuestras primeras, deliberadas marcas. Organizamos, enfatizamos y seducimos.
Pero no sólo eso. El lenguaje es en sí una suma de lecturas y de escrituras. Cada lenguaje, cada variante
de cada lenguaje contiene una historia, una lectura del mundo, una idea del tiempo, ciertos puntos de
vista… Cada lenguaje tiene sus vueltas, sus giros, sus precisiones y sus ambigüedades. Los paisanos dela campiña de Buenos Aires
  conocían, a mediados del siglo XIX, decenas de nombres de pelajes de caballo. Los pueblos pesqueros suelen desarrollar metáforas populares en las que intervienen peces y aparejos. Algunos lenguajes tienen muchas maneras de matizar la acción de mirar y muy pocas maneras de decir “tocar”… Los hay que no tienen sino un tiempo verbal… Cada palabra de cada lenguaje tiene su historia. Un “barrigón”, un “panzón” o un “guatón” no son exactamente lo mismo…
El lenguaje le viene a uno así, en aluvión, en forma de gran paquete, complejo y total, con su sintaxis y su semántica, sus giros, sus dichos, sus metáforas, hasta sus muletillas… Desde el momento mismo del nacimiento (tal vez –dicen algunos– antes) estará sumergido en él. Lo irá explorando y conociendo muy de a poco y sin abandonar por mucho tiempo la extrañeza. Pero al mismo tiempo se le volverá familiar, y poco a poco se adueñará de él para dar voz a su lectura del mundo. Gritará o musitará sus sentidos.
Hará  preguntas. Jugará  con  las  palabras, los  tonos,  los  sonidos.  Se  apropiará  de  nanas, canciones, relatos, acertijos, órdenes, proverbios, avisos publicitarios y consejos… El lector incipiente, que comienza siendo un “lector oral”, tendrá mucho para “leer” antes de llegar a la escuela… Y también para “escribir” en la medida en que tenga la palabra y encuentre quién lo escuche. Aun cuando muchas veces prefiera echar mano a las imágenes o a los gestos para “inscribir” sus “lecturas” del mundo (a un niño de tres años le puede resultar más fácil “dibujar” a su familia que hablar de ella), el lenguaje se irá convirtiendo en su segunda piel y su instrumento de exploración privilegiado.

  LEER LO QUE FUE ESCRITO
La escuela pondrá a ese lector frente a un nuevo desafío: las letras. Leer lo que está ahí, delante de los ojos, encerrado en la letra, desentrañar esas marcas, esas cifras, le exigirá al recién llegado a primer año nuevos trabajos, prácticas más sutiles y de trama más compleja.
Por un lado está el esfuerzo de desciframiento: no sólo media el lenguaje, que es en sí mismo un texto vivo, una herramienta y una incitación permanente a la construcción de sentido, sino que ese lenguaje, que  antes  le  entraba  por  el  oído  y  estaba  hecho  de  tiempo,  aparece  transformado,  corporizado, enmascarado, ocupando un espacio y atrapado en un libro, una hoja, un afiche, una pantalla… En cierto modo, otro lenguaje. Y un lenguaje anclado, además, que no fluye, que no está y deja de estar al minuto siguiente como la palabra oral, sino que persiste.
Pero  leer  “lo  que fue  escrito”  supone además,  y sobre  todo, entrar  al “mundo  escrito”, al registro  de memoria  de  la  sociedad.  Su  sedimento  de  significaciones.  Lo  que  se  considera  por  alguna  razón “perdurable”, merecedor de quedar asentado. La suma de los textos –inscripciones, manuales, graffiti, leyes, folletos, listados, códigos, ensayos, cartas, novelas, poemas…– es la tela, el inmenso tapiz en el que las sociedades (no todas, pero sí las que han desarrollado una escritura) dejan registro expreso de
los universos de significación que fueron construyendo a lo largo del tiempo y las circunstancias.
La lectura –y pensemos en todas las formas de lectura: la privada y la pública, la silenciosa y la de viva
voz,  la  murmurada,  la  de  quien  cuenta  u  oye  contar  en  palabras,  en  imágenes,  en  escenas,  o simplemente alude, cita, recuerda un relato, un texto…  – mantiene vivos esos universos de sentido, esa memoria, ese sedimento de significaciones. Los hace fluir. Permite que se actualicen, entren en diálogo,
se entretejan unos con otros, y, naturalmente, se vayan transformando. Para quien vive dentro de una
sociedad de escritura, no es lo mismo leer que no leer, no es lo mismo entretejerse y formar parte del
tapiz, que quedar mudo y afuera.
Tampoco de esto puede desentenderse la escuela. Y eso es algo que saben bien los niños que ingresan
al primer año, y también sus padres. Tanto unos como otros esperan que, cuanto antes, la escuela les
“enseñe a leer”, y con eso están pidiendo no sólo que se les dé la posibilidad de adueñarse de la cifra, de
la clave de la letra, sino, además –y muy principalmente–, que se les franquee la entrada al mundo de lo
escrito, al gran tapiz, donde ya verán ellos –lectores– cómo entretejerse y tejer lo propio.
Sobre este nuevo desafío deberá el lector recién llegado a la letra ejercer su viejo oficio de buscador de
indicios y constructor de sentido, porque, aunque las cosas se hayan vuelto más complicadas para él –
también  más  interesantes–  y  los  universos  más  am plios,  los  significados  seguirán  siendo  sus
elaboraciones personales, el sentido será siempre una conquista personal y él mismo será protagonista,
alguien que, al leer, queda implicado en su lectura. Su actitud de lector irá cambiando sin dejar de ser la
que  era.  Deberá  conquistar  la  letra,  es  verdad,  pero  seguirá  siendo  el  que  exploraba  el  mundo
metiéndoselo en la boca, el coleccionista de palabras, el preguntador insaciable, el que se contaba a sí
mismo  un  cuento  de  imagen  en  imagen  o  pedía  que  una  voz  se  lo  leyera  una  y  otra  vez  hasta
aprendérselo de memoria.

ACTITUD DE LECTOR
La del lector es una postura única, inconfundible, que supone un cierto recogimiento y una toma de
distancia, un “ponerse al margen” para, desde ahí, producir observación, conciencia, viaje, pregunta,
sentido, crítica, pensamiento. Exactamente lo contrario del autómata. Lo contrario de quien funciona
irreflexivamente, obedece consignas o reproduce a pie juntillas los modelos. El lector, digamos, hace un
alto, desenchufa la máquina y se toma su tiempo para mirar y para pensar. Por propia decisión deja de
dar por sentado lo que tiene ahí delante. Lo pone entre paréntesis. Adopta en cierta forma la posición del
recién llegado, del extranjero… Eso que tiene ahí adelante –una escena, un paisaje, un discurso, un
relato, un texto escrito…– deja de ser “natural” y toma la forma de un enigma. Hay un momento de
perplejidad, de sorpresa, de desconcierto… pero enseguida  el lector acepta el reto. Explora, hurga, busca
indicios, trabaja construyendo sentido.... Los acertijos le gustan. Entra en el juego de buena gana, con
ánimo curioso, tenaz, inconformista... Así es la actitud del lector. Y es una actitud, digamos, fundante. Se
puede tener un oficio u otro, moverse en este o aquel círculo social, y funcionar –simplemente– durante
buena parte del día, pero basta que uno adopte la actitud de lector para que tenga lugar la mutación: uno
deja de ser engranaje y se convierte en “el que lee”.
Estar frente a un libro no supone, necesariamente, por sí mismo, haber adoptado esta posición de lector,
haber pegado el salto. Se podría estar frente a un libro, decodificar y hasta memorizar un texto escrito,
sin haberlo “leído”, sin haber construido, personalmente, nada, como si el juego le perteneciera a otro.
Por el contrario, ¿quién podría dudar de que un niño que observa el lenguaje, se detiene en una palabra
sorprendente  y  le  inventa  una  etimología  estrambótica  y  del  todo  personal,  de  algún  modo  está
“leyendo”? O bien, puede suceder que, en medio de un quehacer automático –la cinta de armado de una
fábrica, como en Tiempos Modernos, o la línea de cajas de un supermercado…– aparezca de repente un
gesto, una mirada, una velocísima sonrisa, un comentario escueto, que dan a entender que ahí alguien
ha hecho un alto y “ha leído”, ha mirado con curiosidad y sorpresa y ha construido un sentido… Todo el
humor  de la escena en la que Carlitos  Chaplín es sometido  a la “máquina de almorzar” en Tiempos
modernos deriva del contrapunto irónico entre el automat ismo insensato de la máquina y los ojos y las
cejas de quien, además de sufrir la situación, busca denodadamente un pequeño margen desde donde
“leerla”…
Sin embargo, no se puede negar que hay situaciones más amparadoras de lectura que otras. La ocasión
tiene su importancia. Y la disponibilidad. Y también la s destrezas, las prácticas, cierto entrenamiento… La
actitud de lectura, esa postura primera, hecha de toma de distancia, perplejidad y arrojo –una actitud en
cierta forma natural y condición necesaria para cualquier forma ulterior de lectura– no es un don mágico y
eterno sino una historia. Una historia hecha de prácticas y episodios de la que no se conoce el desenlace.
Puede  madurar  o  achicharrarse.  Puede  abrirse  o  sumirse  hasta  claudicar.  El  mismo  niño  que  se
asombraba ante el lenguaje puede, con el tiempo y la falta de estímulo, darlo por sentado. El que estaba
dispuesto a contar sus sorpresas y sus descubrimientos, si no es oído, puede no sólo dejar de contar
sino también de sorprenderse. Y el que no fue llevado a “despertar” frente al libro estará, posiblemente,
cada vez más dispuesto a dormirse sobre él bostezando aburrimiento.
Y la escuela es la gran ocasión ¿quién lo duda? La escuela puede desempeñar el mejor papel en este
avivamiento de la actitud de lectura, que incluye, entre otras cosas, un tomarse el tiempo para mirar el
mundo,  una  aceptación  de  “lo  que  no  se  entiende”  y,  sobre  todo,  un  ánimo  constructor,  hecho  de
confianza  y arrojo,  para  buscar  indicios  y  construir  sentidos  (aun  cuando  sean  sentidos  efímeros  y
provisorios). Si la escuela aceptara expresamente –institucionalmente– ese papel de auspicio, estímulo y
compañía, las consecuencias sociales serían extraordinarias.

“DAR DE LEER”
En este  terreno de la lectura, como  en otros  terrenos, la escuela tiene la gran  posibilidad de igualar
oportunidades. Pero no debería verse esta promoción como la reparación de una falta. No se trata de
llenar un hueco. No se trata de que la escuela “dé de leer”, como si la lectura fuese un alimento o una
medicina, un bien-propiedad de unos (los sabios, los lectores avezados...) otorgado como don a los otros
(los niños, los ignorantes...). La lectura no funciona de esa manera. Si se trata de ayudar a construir
lectores, justamente, es decir sujetos activos, curiosos, capaces de ponerse al margen y vérselas a su
manera con un texto, no se puede pensar en una donación, o una administración, sino más bien en una
habilitación para la experiencia. Dar ocasión para que la lectura tenga lugar. Garantizar un espacio y un
tiempo,  textos,  mediaciones,  condiciones,  desafíos  y  compañía  para  que  el  lector  se  instale  en  su
posición  de  lector,  que,  ya  vimos,  no  es  mansa,  obediente  y  automática,  sino  personal,  audaz,
expectante..., y haga su lectura.

“LEER POR PLACER”
La consigna del placer, que hizo su aparición en la escuela hace unos quince o veinte años, pareció
devolverle al lector cierto protagonismo. Ponía el d edo en una cuestión importante, porque es cierto que
la lectura, además de acertijo y construcción, es un espacio “habitable”, una casa en obra, donde se va
haciendo uno sus costumbres, sus deleites, sus consuelos, sus rituales… Introducir la idea de placer
suponía una vuelta de tuerca. Evocaba ciertas escenas emblemáticas: la del niño que pide un cuento, la
del lector abstraído en la novela, desprendido de lo que lo rodea, la del fanático de un género, el libro
codiciado, el libro robado, el libro bajo la almohada…
En la escuela, “leer por placer”, que recuperaba el orden de la emoción, empezó siendo una fórmula
refrescante frente al rigor de la lectura “obligatoria”. Pero poco a poco el concepto fue perdiendo claridad
y  terminó  entendiéndose  de  muy  diversas  maneras.  Algunos  lo  veían  como  sinónimo  de  “lectura
recreativa”, de “pasatiempo”... “Leer por leer”, “que cada uno lea lo que trajo de su casa”, “leer lo que se
eligió leer”, “leer algo divertido sentado en un almohadón”, “leer sólo lo que me gusta”, “leer y después
disfrazarse”, “leer y después dibujar”... Cada uno entendió la consigna a su modo. Y cuando la consigna
cristalizó –se volvió incuestionable y automática– el frescor desapareció. A menudo había una confusión
entre el placer sinónimo de facilidad (lo cómodo, el género bien conocido, las técnicas recurrentes, las
series, “sólo libros de terror”, “sólo historieta”, etc.) y el placer que incluye esfuerzo, sorpresa, incluso
cierta incomodidad, y un encuentro bien ganado, menos fácil, con el texto luego del trabajo y la aventura.
Sin  embargo,  hay  que  reconocer  que,  de  alguna  forma,  con  altibajos  –y  en  muchos  casos  con
contradicciones–, la teoría del placer supuso un giro en la actitud de la escuela hacia la lectura. Se le
daba un lugar a la lectura “de tiempo libre” y a la decisión personal, y eso significaba un reconocimiento
del lector como sujeto capaz de elegir, de disfrutar... Suponía también un cambio en el repertorio, eran
otros los textos que se ofrecían.
Pero  este  permiso  no  bastaba  para  alentar,  auspiciar,  dar  ocasión  a  la  formación  de  lectores  –al
crecimiento lector– de manera expresa. Que la escu ela diga “lean placenteramente” no está nada mal,
pero no parece suficiente. Estamos pensando en una ocasión más fuerte.

LA LECTURA COMO EXPERIENCIA / EL LECTOR ACTIVO
Cuando hablamos de lectura hablamos de lectores. El que lee es el lector. El, personalmente, se hace
cargo de su lectura, y eso es algo en lo que nadie podrá reemplazarlo. Esta es una idea que para algunos
tal vez sea nueva: cada lector, cada lectora –en su tiempo y su espacio, en su circunstancia personal
concreta–  construye su  propia  lectura.  No  hay dos  lecturas  iguales  de  un  mismo  texto.  El  pensador
francés Michel de Certeau habla de una “lectio”. Llama así al resultado de la experiencia –única– de cada
lector con el texto. La lectura es resultado de un trabajo del lector, de sus afanes, sus hipótesis, sus
riesgos… No es algo que se ingiere. No es sustancia que se administra. Ni “comida” ni “remedio”. La
lectura no es consumo, sino producción. Tampoco es marca, ni fragua. No funciona como un sello sobre
masilla blanda, formando al lector a su imagen y semejanza, sino que el lector, que no es pasivo, ofrece
una resistencia, se coloca frente al texto, entra en juego con él y produce su lectura.
El lector no es tabula rasa. Lo que lee no cae en el vacío sino en su espacio personal, en su universo de
significaciones. Se va a ir tramando, entretejiendo con su cultura, sus códigos, su pasado de lecturas, sus
anticipaciones  también,  sus  equívocos,  sus  deseos...  Cada  nueva  lectura  va  a  suponer  una
reestructuración de ese espacio simbólico, va a suponer una relectura de lo ya leído... Habrá cruces,
evocaciones, contradicciones, ecos...
Todo  lector,  por  joven  que  sea,  también  si  es  un  lector  niño,  también  si  es  un  pequeñísimo  lector
analfabeto, dispone de un espacio de lecturas acumuladas –un pasado de lecturas– y también de ciertas
reglas de juego: una poética. Tal vez muchas de esas “lecturas” y de esos saberes poéticos no tengan la
forma de una página llena de letras, y provengan de otros medios (de la televisión, por ejemplo, de la
canción de bailanta, de la publicidad callejera…), pero eso no les resta eficacia. Son, para el lector, su
equipaje, su caja de herramientas... Con ayuda de esos saberes construirá su sentido.
Como  le pasaba al paisano recién llegado a Buenos Aires, según lo pinta Estanislao del Campo. De
vuelta  al pago le cuenta  al  amigo  don Laguna la ópera Fausto de Gudnov tal  como  él la ha “leído”,
arrimándola vigorosamente a su experiencia. Así es “leída” la seducción del Diablo: “Mi dotor no se me
asuste / que yo lo vengo a servir: / pida lo que ha de pedir / y ordenemé lo que guste”. / El Dotor medio
asustao / le contestó que se juese… / –Hizo bien: ¿no le parece? / –Dejuramente, cuñao. / Pero el Diablo
comenzó / a alegar gastos de viaje, / y a medio darle coraje / hasta que lo engatuzó. / –¿No era un Dotor
muy profundo? / ¿Cómo se dejó engañar? / –Mandigna es capaz de dar / diez güeltas a medio mundo. /
El Diablo volvió a decir: “Mi Dotor no se me asuste / ordenemé en lo que guste / pida lo que ha de pedir. /
Si quiere plata tendrá: / mi bolsa siempre está llena, y más rico que Anchorena, con decir ‘quiero’ será”.
El pasado de lecturas, en cada lectura nueva…
Cuando una profesora de Literatura de primer año les preguntó a sus alumnos si recordaban la novela de
Henry James Otra vuelta de tuerca que habían leído unos meses atrás, cada uno la recordó a su manera:
un lector la reconoció como “el cuento de los fantasmas que se quedaron en la mansión y el chico que
estaba poseído”, mientras otra lectora dijo que era “la novela de la institutriz que está loca”. El pasado de
lecturas, en cada lectura nueva…
Es posible que algún maestro piense que el texto tiene “un” sentido, independiente del lector, el sentido
que él mismo ha construido o el que otros le otorgan, una clave única, una especie de “interpretación
oficial” a la que toda lectura “correcta” debería acercarse... Los lectores que “acierten” o al menos se
acerquen a la “verdadera lectura” merecerán ser aprobados, los que no acierten o no acuerden con ella
reprobarán…  Pero  la  descalificación  de  estas  interpretaciones  “diferentes”  o  “raras”  no  las  hará
desaparecer. Nada va a impedir que las lecturas pers onales, en secreto, se sigan produciendo… Bastará
un pequeño cambio de actitud de ese maestro –prestar oreja, ponerse a escuchar los comentarios, las
pequeñas acotaciones, las distintas formas de atención…– para que afloren. El maestro verá entonces
cómo su texto, ese texto tan conocido, se multiplica y abre en significaciones inesperadas. Ha pasado por
el lector, por cada uno de los lectores que hay en su aula, ya no es el mismo de antes…
El lector nunca deja de estar presente en su lectura. Hasta en el rechazo a leer está presente. Aunque no
se  le  otorgue  sino  la  moderada  libertad  de  leer  en  voz alta  el  texto  (una  práctica  interesante  que  la
escuela parece haber dejado de lado en estos últimos años), marcará su presencia: el timbre de voz, la
entonación, los titubeos, las pausas son reflejo de su actividad, su trabajo... Pequeñas intervenciones,
comentarios,  críticas,  referencia  a  otros  textos,  preguntas  a  veces  insólitas,  gestos  mínimos  son  las
grietas por donde, muchas veces, la lectura personal se deja ver...
Se dirá que es difícil, casi imposible, esta forma de lectura colectiva, acompañar artesanalmente a cada
uno de los jóvenes lectores en esa clase de experiencia personal dentro del aula, prestar oído a cada
“lectio”, dar ocasión a todas… Y sí, seguramente es más  difícil que instalar por la fuerza la interpretación
oficial. Pero tampoco es cuestión de que cada experiencia sea “supervisada”, controlada, evaluada... El
proceso de constitución del lector es en buena medida privado, aunque tenga su parte social. De esos
acontecimientos privados tal vez, en ocasiones, el maestro tenga algún atisbo, pero lo más probable es
que sean momentos excepcionales. Lo que sí puede hacer el maestro es promover la práctica personal,
favorecer la producción de lectura en lugar de poner al lector en posición de receptáculo y sencillamente
“bajarle” una lectura. Si queda claro en todo momento el protagonismo del lector, su estatuto de lector, su
independencia,  su  capacidad  (creciente)  de  construir  sentido,  su  tendencia  a  pensar  con  la  propia
cabeza, y si, al mismo tiempo, se habilita del mejor modo posible su práctica, es casi seguro que tendrán
lugar muchas y trascendentales transformaciones. No sólo en los niños. También, sin la menor duda, en
los  adultos  que  los  acompañan,  que  posiblemente  hayan sido  entrenados  para  callar  sus  lecturas  y
aceptar las oficiales. Tenderán a volverse, también ellos –los adultos–, más lectores, a no dar tan por
sentado el mundo, a sorprenderse.

LEER Y ESCRIBIR
Esta reconsideración del lector como alguien activo, no pasivo, como un jugador que, frente a un texto,
hace sus apuestas, dibuja sus estrategias y construye sus sentidos, facilita la comprensión de la escritura
y la lectura como dos caras de la misma moneda. La práctica de la lectura y la práctica de la escritura
están muy cerca, más cerca de lo que en general se piensa.
La  decisión  de  escribir,  de  dejar  una  marca,  supone  haber  alcanzado,  o  desear  alcanzar  al  menos,
alguna lectura. Escribir es una forma de estar leyendo, del mismo modo en que contar es una forma de
leer lo que se cuenta. La sola formulación en palabras ya es una lectura. El niño pequeño que va por el
mundo  nombrando  las  cosas  –“árbol”,  “gato”,  “auto”–  está  en  cierto  modo,  “leyendo”  y,  además,
“escribiendo”,  registrando,  con  la  enunciación,  su  lectura.  Lo  nombrado  lleva  la  marca  de  quien  lo
nombra, ha pasado por él. Es su lectio, su montaje, su construcción… el sentido alcanzado le pertenece.
Leer y escribir van siempre juntos. Por eso resulta tanto más  sencillo ponerse a escribir  cuando uno
“tiene algo para decir”, ha atrapado alguna significación, por así decir... Y, viceversa, resulta tanto más
sencillo  ponerse  a  leer  cuando  lo  que  uno  lee  “le  dice  algo”,  es  decir,  de  alguna  forma,  podría,
eventualmente, haber sido escrito por uno... Y por eso es tanto más aventurero, tanto más inquietante,
ponerse  a escribir  sin  saber  de antemano  todo “lo  que se va a decir”, leyendo-escribiendo al mismo
tiempo, o, desde el otro lado, ponerse a leer algo que no es exactamente lo que se esperaba leer, algo
que deberá ser “reescrito” mientras se lo lee.

 “ENSEÑAR A LEER”
¿Qué  puede  hacer  la  escuela  con  la  lectura?  ¿Qué  papel puede  desempeñar  en  el  auspicio  de  los
lectores?  ¿De  qué  manera  puede  contribuir  con  ellos,  alentar  sus  audacias,  acompañarlos  en  sus
titubeos, contribuir a su poética, fortalecerlos en su cualidad de sujetos de una experiencia y, a la vez,
ayudarlos a ensanchar esa experiencia, prestar oído a las narraciones, las intervenciones, los registros,
facilitar su ingreso al gran tapiz cultural y darles confianza en sus posibilidades para entretejerse en la
trama? Y, si hay algo “enseñable” en esta experiencia de la lectura, ¿qué es? ¿Cuál es el papel del
maestro,  del  bibliotecario?  ¿Cómo  intervienen?  ¿Son  mentores,  socios,  entrenadores,  guías,
acompañantes…? ¿En qué escenas de lectura se piensa?
Fuera  de  la  escuela  suelen  entablarse  vínculos  entre  lectores  avezados  y  lectores  más  novatos,  y
también  muchos  vínculos  entre  colegas  lectores,  pares  lectores,  que  desempeñan  un  papel  muy
importante en la historia de un lector En general, salvo tal vez el caso del bibliotecario, son vínculos más
o menos espontáneos, y muy variados. No están marcados por la edad –aunque eso a veces cuenta–,
pero sí, a menudo, por la comunidad de lecturas, por el equipaje de preguntas, por los recorridos en el
tapiz. Un adulto contándole un cuento a un niño.  Un grupo de mujeres leyéndoles cuentos a los niños de
un comedor comunitario. Una abuela que recuerda el pasado. Un hermano mayor, o más lector, un “loco
de los libros” o un librero que recomiendan con entusiasmo un título… Alguien que cuenta una película,
recita un poema, recorta un trozo del diario, subraya una palabra en un libro o cubre los márgenes con
trozos de su lectio. Un cantautor. Una peña. Dos jóvenes descubriendo “a dúo” un poeta. Las escenas
son múltiples, muchas veces casuales, y en general poco institucionalizadas.
Pero la escuela es una institución, y una institución de tradiciones fuertes, donde el maestro ha sido
colocado, las más de las veces, en el papel de “dador”. Ha sido, proverbialmente, el que tiene “la última
palabra”, “el que sabe”. Muchas de esas cosas que se considera que el maestro “sabe”, cosas que tiene
en su estantería, de las que puede echar mano, serán “bajadas” –donadas, administradas, regaladas– al
aula. Así suele entenderse la cuestión cuando la idea que se tiene de enseñar es, básicamente, la de
“pasar información”, contenidos –archivos–, y métodos, maneras de hacer las cosas.
Ese  papel  de  “dador”  entra  en  crisis  cuando  se  piensa  en  la  lectura  como  experiencia  personal.  El
maestro, por mucho saber y muchas lecturas que tenga en su espacio personal, no será el constructor
del sentido del otro. Puesto que, ya dijimos, cada uno construye personalmente su lectura, también los
niños pequeñísimos que no saben leer y escribir…
Pero  entonces,  si  el  maestro  no  puede  “traspasar”  su  lectura  a  los  alumnos  que  tiene  ahí  adelante
(dijimos  que le corresponde más  bien contribuir a que cada uno de ellos  cobre  confianza, acepte el
desafío  y  “lea  por  sí  mismo”),  si  ni  siquiera  puede  llevar  un  control  fehaciente  y minucioso  –como
pretende la llamada “comprensión del texto”– de todas y cada una de las lectio a que arribarán esos
lectores que van entrando en confianza (dijimos que, en la medida en que dé la palabra a los lectores y
desarrolle la escucha, podrá tener vislumbres, pero sólo vislumbres)… ¿cuál es su papel? ¿Qué hay de
enseñable  en  la  experiencia  que  está  teniendo  lugar  en  su  aula,  en  su  biblioteca?  ¿Cómo  puede
intervenir él –de manera consciente, deliberada, no por casualidad sino como parte de su tarea diaria–,
para favorecerla, ensancharla y enriquecer su trama?

UN TIEMPO Y UN LUGAR / LA OCASIÓN
Lo primero que puede hacer un maestro que quiere “enseñar a leer” es crear la ocasión, un tiempo y un
espacio propicios, un estado de ánimo y también una especie de comunión de lectura.
Los  lectores  no  se  encuentran  con  los  textos  en  el vacío,  sino  –siempre–  en  situaciones  históricas
concretas, en determinado lugar y determinada hora del día, en determinado momento de su historia
personal,  en  ciertas  circunstancias,  mediando  ciertos  vínculos…  El  texto  no  es  una  entelequia.  Está
cifrado en un cuerpo (imágenes en movimiento, una tipografía, un diseño de página, un soporte…). Nada
de eso es indiferente. Y los mediadores, que hacen de nexo, de casamenteros entre el lector y el texto,
quedan ligados a la experiencia misma. La voz de quien lee un cuento en voz alta, su presencia, el libro
que sostiene en la mano, las ilustraciones que se espían o se adivinan, el lugar en que se desarrolla la
escena, los olores y sonidos circunstanciales forman parte de la experiencia y llaman la atención sobre
ella.  Hay  condiciones  propicias  y  otras  menos  propicias,  o  incluso  disuasivas.  Hay  mediadores
encendidos y mediadores indiferentes...
La ocasión a veces no está, en ese caso habrá que crearla.
La escuela tiene sus rutinas, sus tiempos y sus espacios de larga tradición. Pero, si quiere dar lugar a la
experiencia  de  la  lectura  personal  –la  que  vale  la  pena–  y permitir  que  se  despliegue  en  todas  sus
posibilidades, deberá reservarle un lugar –en el espacio y en el tiempo– cómodo, holgado y específico.
Una ocasión precisa, las condiciones necesarias y un ánimo deliberado. De modo que quede claro para
todos que lo que se hará en ese espacio y ese tiempo elegidos será justo eso: leer.
Es posible que en un primer momento haya que marcar el comienzo de ese espacio-tiempo particular de
manera muy precisa. Con ciertos gestos, ciertos llamados o ciertas rutinas, por ejemplo, formando un
círculo o cerrando la puerta del aula para ahuyentar las interrupciones externas (la llamada “animación a
la lectura” desarrolló un tremendo repertorio de recursos, no todos funcionales a la lectura)…. Luego, a
medida que se trate genuinamente de una experiencia y no de la alusión a una experiencia, o el ritual de
una experiencia, el ingreso a ese lugar “especial” de la lectura, un lugar de recogimiento –o “puesta al
margen”–, de exploración y protagonismo lector, será mucho más natural y formará parte del trato diario
del aula. El deseo y la actitud se presentarán de improviso y muy a menudo (el lector, una vez embarcado
en la lectura, es muy persistente), y no por iniciativa sólo del maestro sino también de los lectores que
van creciendo.
La escuela puede dar lugar a muchas y muy diversas maneras de leer, algunas por completo solitarias.
Se puede leer simultáneamente pero en paralelo, cada uno con su texto… Se puede estudiar una lección.
Se puede leer en un rincón de la biblioteca, o del aula, o leer de a dos en un recreo… Pero aquí, en esta
propuesta, nos interesa poner el énfasis en el círculo y recuperar la comunidad del aula, la primera y más
rica comunidad de lectura que puede generar la escuela. No la única, pero sí la más propia. La escuela,
si está dispuesta a asumirse como la gran ocasión y realmente “enseñar a leer”, no puede desaprovechar
esa escena. Luego, ya se verá, las sociedades se irán ampliando, entretejiendo, cruzando y extendiendo,
pero habrá que comenzar por el aula, la comunidad diaria, en la que habrá que dibujar ese círculo claro y
contundente: “estamos leyendo”.

 ENTRE EL ENIGMA Y LA CONFIANZA
¿Y qué será lo que se estará leyendo? En un principio seguramente algo que propuso la maestra, el
maestro, que tiene una historia de lecturas, que ha transitado muchos textos, hecho sus lectio… y está en
posición  de  proponer  lecturas.  Elegir  es  un  grandísimo  privilegio  y  una  oportunidad  excelente  para
“enseñar a leer” y, al mismo tiempo, para ayudar a los lectores en proceso a poner pie en el gran tapiz.
Por  otra  parte,  el  maestro  conoce  a  su  círculo,  a  su  comunidad  lectora…  Está  en  inmejorables
condiciones  de  hacer  de  casamentero  y  mediar.  Sabe  que,  si  el  lector  es  puesto  frente  a  algo
absolutamente ajeno, algo cerrado, tan complejo y alejado de sus estrategias de lectura que no tiene por
dónde entrar para apropiárselo, posiblemente lo rechace furibundo… o abatido. Y que, en cambio, si hay
alguna  puerta  –y  una  de  las  más  ricas  e  interesantes  formas  de  intervención  de  un  maestro  es
encontrarlas– y el lector no queda aniquilado sino que siente que puede jugar, que puede ejercer su
trabajo y leer con alguna confianza, creyendo en sí mismo como lector, los efectos serán tremendamente
saludables.
Esta estimulante dosificación de enigma y confianza es una de las intervenciones más importantes del
maestro.

EL LECTOR FRENTE AL TEXTO
Con todo, y más  allá de ese  “círculo”  (que no tiene por qué ser  círculo,  ni  cerrado)  que enmarca la
experiencia y favorece la actitud, más allá incluso de la elección acertada de un relato, una novela, un
poema, hay un momento inevitable –y central a la lectura– cuando el lector se pone frente al texto, como
un jugador frente al tablero. Al igual que el escritor frente a la página en blanco, el lector se desconcierta
frente a lo que “fue escrito”, tanto si le llega directamente desde las marcas, desde la letra (que deberá
reconocer),  como  si  le  llega,  más  amistosamente,  encarnado  en  la  voz  de  quien  se  lo  lee.  Hay un
momento inquietante, enigmático, en el que uno “no sabe” si saldrá adelante con el juego. Es un pequeño
vacío que tal vez no convenga llenar por anticipado, como muchas veces se suele hacer, explicando de
más, adelantando el tema de lo que se va a leer, aquietando los temores. No está mal que el lector,
frente al enigma, se sienta perplejo, incluso un poco asustado… Es sólo un momento, justo antes de que
se inicie la lectura.
En esta breve pero fundamental instancia, tal vez lo mejor que pueda hacer el maestro, el bibliotecario, el
mediador sea  no interponerse. Permitir ese encuentro  enigmático, un poco brutal, entre el lector  y el
texto. Antes, en el esmero por desarrollar la ocasión, incluso por elegir un texto y proponerlo a los niños,
tiene su oportunidad de intervenir. Inmediatamente después, en cuanto el lector comience su actividad,
ponga en juego sus estrategias y vaya desplegando su lectio, también tendrá oportunidad de intervenir,
acompañar,  alentar,  entretejer  y  colaborar  en  los  descubrimientos.  Pero  no  debería  intervenir  en  el
momento enigmático, que es cuando queda planteado el reto.
Este corrimiento del mediador, aunque saludable, puede ser inquietante. Supone en cierta forma  una
“desprotección”: ya no será como cuando se “anticipaba” el tema (e incluso alguna clave), se “preparaba”
al lector para los “hallazgos” (que ya no serían hallazgos, por cierto) y se “garantizaba” el feliz arribo al
sentido  previsto…  Pero  supone  también  una  promoción  del  lector,  una  confianza  en  su  poder  y su
autonomía. Ese breve instante de soledad dará lugar a la pregunta, a la curiosidad, y también al coraje.
El lector  empezará a leer.  Por algún lado –tal vez un lado insólito,  extravagante– entrará  al texto. El
maestro se mantendrá atento y curioso a lo que está sucediendo: ¿cómo están entrando esos lectores al
texto que él eligió para esa ocasión?, ¿con qué herramientas?, ¿con qué destrezas?, ¿siguiendo qué
tradiciones, qué reglas?

POÉTICAS E INTERVENCIONES 1: SACUDIENDO LA PEREZA
Los lectores no son nada tontos, como dice Michel de Certeau, e incluso los más novatos, los menos
entrenados en la “buena lectura” tienen sus estrategias para vérselas con ese enigma del texto. Tal vez
no arriben a una “interpretación” parecida a la que se considera que está implícita en el texto –la que el
texto parece “pedir”, en cierta forma–, o cercana a la del propio maestro. Tal vez, disponiendo de más
claves y más lecturas, no sería ésa sino otra su lectura. Y seguramente, volviendo a leer ese mismo texto
después  de  muchas  otras  experiencias,  será  otro  el  sentido  que  construyan.  Pero  en  ese  momento
particular, en esa ocasión, en ese punto de su vida y de su historia, “el que lee” tiene sus recursos, su
poética, sus estrategias, sus modos de apropiación, no es cierto que vaya desnudo hacia el texto…
El lector “hace su juego”. Como en el Fausto de Estanislao del Campo, como en la historia de los lectores
de Una vuelta de tuerca, el texto, lo que “está ahí” a su consideración, lo extraño –la obra, la ficción– es
“leído” con los instrumentos de que se dispone, poniendo en juego los recursos que se tienen. Pocos o
muchos: todos. El lector hace su juego, y de esa manera lo ajeno deja de ser ajeno.
Sin embargo, el equipaje, a veces, le juega en contra. Una caja de herramientas cerrada y fija puede
conspirar en contra de la lectura. Muchas veces sucede que el lector perezoso, que aprendió a jugar un
juego, sólo aspire a repetirlo. En ese caso irá dejando de leer. Se refugiará en un género y rechazará
todo lo que quede fuera del género. Leerá sólo cuentos de terror. O sólo un tipo de historieta. Mirará sólo
telenovelas. Conoce bien esas reglas y no está dispuesto a moverse de allí. No quiere esa inquietud del
enigma, ese ponerse frente al texto y asustarse un poco, quiere saber de antemano lo que le espera…
Se siente cómodo. Está acostumbrado a cierta manera de narrar, cierto orden de acontecimientos, cierto
punto de vista, cierta “claridad”… No está dispuesto a correr el riesgo.
Es ahí cuando el maestro, el bibliotecario, el mediador interviene. Parte de su tarea –y una tarea mayor–
será sacudir la pereza, volver a poner a los lectores frente al enigma (ya dijimos que cierta “incomodidad”,
un no saber si uno será capaz de salir de ese embrollo es propio de la lectura…). Tal vez pueda irrumpir
en medio del círculo (recordemos que hay dibujado ya un espacio, un lugar y una situación prevista para
la lectura y eso es para el maestro una ventaja) con una metáfora fortísima, muy apretada, o un verso
“raro”, “dado vuelta”,  disfrazado de mil  maneras:  “Cerrar  podrá mis  ojos  la postrera/ sombra  que me
llevare el  blanco  día…”  Un poema  o  un diálogo de amor  (“Se  miran,  se  presienten,  se  desean /  se
acarician, se besan, se desnudan…” de El espantapájaros de Oliverio Girando, la escena del balcón de
Romeo y Julieta, un poema de Neruda…). O versos de rabia y odio (“…los que nacen tenebrosos/ los que
son y serán larvas/ los estorbos, los peligros, los contagios, los Satanes,/ los malditos, los que nunca –
nunca  en  seco,  /nunca  siempre,  nunca  mismo,  nunca  nunca…”  del  romántico  Almafuerte).  Una
jitanjáfora, un trozo de glíglico, un “cadáver exquisito”, a la manera de los surrealistas… Un comienzo de
novela o de cuento extraño y seductor, o enigmático, un acertijo… Casi cualquier comienzo de Kafka
serviría, y no sólo el de La metamorfosis, también el de “El buitre”: “Erase un buitre que me picoteaba los
pies. Ya había desgarrado los zapatos y las medias y ahora me picoteaba los pies…”, o el de “El puente”:
“Yo era rígido y frío, yo era un puente; tendido sobre un precipicio estaba yo...”. Servirían los primeros
párrafos de Una soledad demasiado ruidosa de Bohumil Hrabal, los arranques de Guy de Maupassant,
por ejemplo el de “El horla”, y por supuesto Macedonio Fernández: “El señor Ga ya era sólo un pie…”.
Serviría  también  un  “relato”  en  imágenes  del  Bosco,  una  cara  vegetal  de  Archimboldo,  un  Juanito
Laguna… Algo fuerte, en cierta forma brutal, e incómodo, lo contrario de la costumbre.
Una intervención muy importante, que deriva de esa otra anterior a la que ya nos referimos: la búsqueda
de los textos que se pondrán a consideración de los lectores en el círculo.

POÉTICAS E INTERVENCIONES 2: TEJIENDO TRAMA
El maestro tiene otro papel fundamental que desempeñar en esta historia: el de ayudar a los lectores a
ingresar al gran tapiz para entretejer en él sus lecturas. Alentarlos en la aventura de apropiarse de la
historia, del sedimento de significaciones, de los relatos, los mundos de la imaginación, los universos
culturales, las ideas…
No hay una fórmula fija para esta tarea delicada del docente aunque sí un cierto movimiento. Un gesto de
inclusión abarcador, amplio. De ese texto hacia otros textos, de esa historia hacia otras historias… Una
hebra que se enlaza con otra y otra y otra más, un dibujo que se extiende, un arabesco sorprendente… Si
lo que se lee es un relato homérico habrá mundos mitológicos, filosóficos y estéticos que cruzarán el
texto muchas veces. La historia de Dédalo y su deseo de volar llevará a hablar de la hybris, de esa
exageración que los dioses castigaban, del hombre ingenioso, de Creta, de las grandes fantasías, del
destino… El maestro podrá señalar esos cruces con pequeñas referencias que animen a la exploración
ulterior, ayudar con otros relatos “familiares”, apuntar a una película que los chicos tal vez conozcan, a
una imagen que puedan haber visto… Un poco como sucede en una reunión cuando el cuento de uno
trae  a  colación  el  de  otro…  Dejando  abiertas  picadas,  sendas,  que  funcionarán  como  secretas
invitaciones a lecturas ulteriores… Y todo MIENTRAS SE ESTÁ LEYENDO, en la práctica, a medida que
se despliega la lectio de los alumnos y aparecen escollos, sorpresas, ambigüedades…
Este ida y vuelta por la trama y el dibujo del gran tapi z no busca simplificar sino, al contrario, volver más
complejo, más espeso, el contexto de la lectura. Enciende el motor de la búsqueda y muestra con toda
claridad, y también con entusiasmo, que el tapiz es grande, rico y variado. Y que hay tanto para leer…

POÉTICAS E INTERVENCIONES 3: HINCÁNDOLE EL DIENTE AL TEXTO
Acaban  de  leer  un  cuento:  “A  la  deriva”,  de  Horacio  Quiroga.  La  maestra  y los  alumnos  conversan.
Alguien resume: “El tipo está solo en la canoa… el tipo se peleó con el amigo…” La maestra le pregunta
si no habrá otra forma de nombrar al personaje en lugar de decir “el tipo”
– ¿Tendrá un nombre el personaje?
Se produce un silencio. Algunos dicen que no se acuerdan. La maestra dice que tampoco ella recuerda si
tiene o no tiene un nombre Tal vez haya que volver al texto…
– No tiene nombre –asegura un lector–, dice siempre “el hombre”.
– Sí tiene –interviene una chica–, la mujer le dice “Paulino”.
La maestra propone buscar en el texto si el narrador llama o no al personaje por el nombre.
Releen. Llegan a la conclusión de que sólo la mujer lo nombra una única vez en un diálogo, el narrador,
en cambio, siempre lo llama igual: “el hombre”.
– ¿Por qué será que lo nombra siempre así? –pregunta (y se pregunta) la maestra.
– Porque es un hombre.
– Pero ¿por qué no lo llama “Paulino”? ¿Cambia algo eso en el cuento?
– Para mí que le dice “el hombre” porque es un hombre cualquiera en el medio de la selva.
– Es cualquier hombre porque es pobre.
–  ¿Y eso tiene algo que ver con lo que le pasa al personaje? ¿Tiene algo que ver con que tenga que
cruzar la selva para llegar al hosp ital? –vuelve a preguntar la maestra.
– Sí, es un hombre cualquiera, que no le importa a nadie porque es pobre y no tiene ambulancia ni nada
de eso… Si se murió capaz que nadie lo encuentra ni le importa… Y la mujer, que sí lo quiere, está sola
también, en su casa.
– Y, además, si no le dice por el nombre te impresiona menos cuando se muere…
– No, para mí que le diga “el hombre” es otra cosa. Para mí eso es para decir que es valiente, que se
aguanta solo el dolor. Es “el hombre”.
– ¿Cómo decir “el varón”? –pregunta la maestra.
– Que es macho.
Ríen.

La escena, registrada en un séptimo de primaria, es un buen ejemplo de este trabajo artesanal sobre el
texto, este aguzar las antenas frente a él, este darse cuenta de que las elecciones de quien lo puso por
escrito –de quien “inscribió” sus sentidos– tienen sus consecuencias. También sirve para ver que esas
elecciones  no  resuenan  unívocamente  en  todos,  sino  que  despiertan  una  y  otra  lectio,  sentidos
personales, que, al mismo tiempo, por este hincarle el diente, por este remitir al texto y escucharlo, van a
traer como consecuencia cambios en el equipaje de lectura de cada uno de los lectores, nuevas astucias,
nuevas hipótesis, un aumento en la agilidad y la destreza.
La  maestra  interviene  aquí  de  la  mejor  manera,  guía,  acompaña,  invita,  escucha  y permite  que  los
lectores pongan voz a su lectura, compartan hipótesis, ocurrencias. También aporta su propia lectio, pero
no  “enseña”  su  interpretación  porque  lo  que  está  enseñando  es  “a  leer”,  a  buscar,  a  construir
personalmente un sentido. No descalifica las estrategias de lectura, parece recordar en todo momento
que cada uno de esos chicos y chicas –todos ellos, ahora, dentro de ese círculo, “lectores”– se ha ido
formando con todo tipo de lecturas, provenientes muchas veces  de experiencias  muy alejadas de su
propio orden de lectura. Y su actitud frente a esas estrategias “raras” o diferentes es la curiosidad, el
interés y el aliento.
En  este  trabajo  fino,  tenaz y placentero  en  torno  al texto,  cuando  los  lectores  parecen  ir  levantando
tapitas y mirando adentro, sintiéndose, como puede verse en el ejemplo, protagonistas descubridores, el
maestro podrá recurrir, cuando le parezca útil, a algunos conceptos de la poética o de la retórica que
tengan en ese texto una puesta en valor especial (¿cómo no hablar de metáfora cuando aparecen las
imágenes lorquianas “La luna vino a la fragua con su polisón de nardos…” o “ Las piquetas de los gallos
cavan buscando la aurora…”? ¿cómo no hablar del punto de vista cuando un texto se abre con “Canta, o
musa, la cólera del Pelida Aquiles…” o el no menos épico “Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte” y
otro en cambio con un “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo…”
o con “El Universo (o Realidad) y yo nacimos el 1º de junio de 1874…”? Es bueno que el maestro llame la
atención sobre esas grandes maquinarias, esas operaciones formidables de la literatura. Pero sólo en la
medida en que la figura se presente, de manera más o menos natural e incidental, y recordando siempre
que  no  se  trata  de  categorías  rígidas  y absolutas,  que  cada  texto  inventa  su  retórica  y cada  lector
desarrolla sus formas de pesquisa y de “reescritura”.
Y todo, igual que en el caso del trabajo de entramado en el gran tapiz, EN LA LECTURA, mientras se
está  leyendo,  a  medida  que  se  despliega  la  lectio  de  los  alumnos  y aparecen  escollos,  sorpresas,
ambigüedades…  Muchas  veces  en  respuesta  a  las  intervenciones  e  interrupciones  de  los  propios
lectores (que, no nos olvidemos, son una jugosa fuente de información acerca de la lectio secreta…) Y, lo
mismo que en el movimiento anterior, no para tranquilizar sino, justamente, para abrir a la perplejidad y la
pregunta, no para dejar las cosas resueltas sino para aprender a no darlas por sentadas…

ESCENAS DE LECTURA
Estas formas  de intervención, las  del círculo, suponen una escena de lectura en la que un grupo de
personas,  incluido  el  maestro,  han  constituido  una  forma  de  sociedad,  una  comunidad  de  lectura,  y
comparten un texto. Tal vez lo tengan todos delante de  los ojos o haya un solo libro y se lea en voz alta.
Son  situaciones  distintas…  Cuando  tiene  el  texto  escrito  delante  de  los  ojos  el  lector  gana  cierta
independencia. Aprende a “barrer” lo ya leído para recoger los puntos que se le escaparon, se permite
demorarse en un pasaje o “distraerse” en otro, se anticipa... En el texto leído en voz alta pende de la voz,
que le da un cuerpo a lo leído y se lo acerca. Es posible que, sostenido, amparado en esa voz, sea capaz
de transitar textos mucho más complejos de los que se animaría a abordar cuando lo dejan solo frente a
la letra. El lector que tiene su texto ahí delante tal vez tienda a intervenir sobre él más  íntimamente,
subrayar una palabra, hacer una marca, anotar al margen algo que el texto le recuerda… En la lectura en
voz alta es más frecuente el comentario a viva voz, la interrupción, la pregunta… Tal vez lectores muy
capaces  de  anotar  en  secreto  sus  lectio,  con  marquitas,  a  veces  también  encriptadas,  no  estén  tan
dispuestos a “decirlas”, y, viceversa, lectores verbosos, acostumbrados a “decir lo que les pasa por la
cabeza”, intervengan de buena gana durante una lectura en voz alta pero, en cambio, se inhiban frente a
la página escrita…
La escuela no tiene por qué elegir entre una escena y otra, ambas son legítimas, habilitantes de lectura,
siempre  y cuando  se  reconozca  que  todos  y cada  uno  de  los  que  toman  parte  en  ella  son  sujetos
lectores, constructores personales de sentido.
Lo que sí tal vez merezca una particular  defensa porque es  una práctica  bastante abandonada es la
lectura  en  voz alta  por  parte  de  los  jóvenes  lectores,  incluso  de los  que tienen  poca  pericia  y poco
entrenamiento…  También  esto  es  un modo  de  “dar  la  palabra”  y de  permitir  al  lector  hacerse  cargo
personalmente  del  texto.  Se  puede  elegir  para  empezar  algo  muy  breve  y  muy  contundente,  muy
significativo… Algo épico, una aventura… Coplas breves… O una escena de teatro, un diálogo de amor,
por ejemplo… Tal vez, en muchos casos, haya titubeos, confusiones… En una de esas se pasan por alto
las  puntuaciones,  o  se  producen  molestos  estancamientos  en  las  palabras  demasiado  largas…  Eso
puede resultar algo penoso para quien escucha, si no se arma de paciencia… Tendrá que armarse de
paciencia  entonces,  y también  de  interés,  porque  una  lectura  en  voz alta  es  muy reveladora  de esa
lectura personal, la lectio. Hay que pensar que los lectores que tienen ocasión de leer por sí mismos se
vuelven más diestros en muy poco tiempo, y oír la propia voz diciendo un texto es siempre una modesta
garantía de protagonismo.

“NO ENTIENDEN LO QUE LEEN”
Todo lo dicho hasta ahora debería ponerse en juego para vérselas con la sentencia “No entienden lo que
leen”. ¿Qué significa exactamente? ¿Qué es “no entender”?… Es posible que en una etapa muy precoz
de la alfabetización signifique que, si bien se reconocen las marcas de la escritura, no se puede todavía
saltar de las marcas a los significados… Pero en general lo que parecen querer decir los maestros y los
profesores cuando dicen que los chicos “no entienden lo que leen” es que o bien no han construido un
sentido –es decir, que “no han leído”– o bien han construido un sentido que se considera aberrante.
Ese “no entender” es un muro contra el que parecen estrellarse los esfuerzos. Hay una clausura. Hay
algo que está cerrado. A “esos chicos” no hay forma de “abrirles la cabeza y meterles algo adentro”, se
suele decir con una metáfora más bien cruenta…
Aquí hemos tratado de mostrar que nadie se hace dueño de un texto que no ha pasado por él (aunque
pretendan “abrirle la cabeza” y “meterle cosas adentro”). Que “entender” viene junto con “ser parte”, con
“hacerse cargo”, con “apropiarse”, con trabajar para ligar eso que tiene uno ahí delante a la propia vida,
las propias significaciones acumuladas, las propias lecturas, la propia historia… Que, sin ese trabajo de
construcción personal todo texto seguirá siendo ajeno y resbalará por la atención sin dejar huella. Que
para “entenderlo” habrá que entrar en tratos con él, abrazarlo, explorarlo, hacerle frente… Que sin ese
riesgo personal nada puede tener sentido. Y que, para afrontar ese riesgo, mejor que el descrédito es la
confianza.
Los  lectores  se  hacen  a  sí  mismos,  a  mano,  personalmente,  y  se  hacen  en  la  práctica,  leyendo,
aprovechando –cada uno a su manera– las ocasiones de desenchufar  la máquina, “tomar  distancia”,
vestirse de lector y ponerse frente al texto con el ánimo de un jugador frente al tablero. Están frente a un
trabajo importante y merecen respeto. Habrá que alentarlos y creer en ellos.

 POR QUÉ LA LITERATURA
Los textos literarios son los mejores a la hora de “enseñar a leer”. Los ejemplos que incluimos fueron
siempre literarios, aunque también dejamos abiertas las puertas de la imagen, del cine… Y es que, si
bien todos los textos proponen lectura y son lugar de experimentación, práctica y juego para los lectores,
y todos  los  textos  –incluso  los  textos  científicos–  dan  lugar  al  despliegue  de  estrategias  de  lectura
personales, la literatura, que “crea mundos” –mundos en cierta forma autosuficientes, aunque también
den cuenta de lo que llamamos “la realidad”–, es un terreno inmejorable para el entrenamiento del lector.
Por un lado debido al jugo que le saca la literatura al lenguaje (a los lenguajes), el modo en que lo pone
en escena sin mezquindades y con “arte”. Leyendo literatura el lector se encuentra en un territorio mucho
más extendido del que suele transitar a diario, donde aparecerán palabras y maneras peculiares de decir
las cosas, escorzos, piruetas, y elecciones signific ativas (como ese “el hombre” del cuento de Quiroga).
Por otro lado debido a que los universos literarios permiten muchas entradas. No son unívocos, hay en
ellos significaciones yuxtapuestas, sumadas, empalmadas, hojaldradas… La metáfora y el símbolo –y la
literatura suele trabajar casi privilegiadamente sobre ellos– tienen la particularidad de “extrañar” y seducir
al mismo tiempo, funcionan como cajas misteriosas, como acertijos, y movilizan lecturas…
Además hay que recordar que la literatura –las epopeyas, los romances, los relatos, los sonetos, las
obras de teatro, las novelas… en sus distintas formas– están en la urdimbre misma del gran tapiz, han
ido acompañando todos los dibujos, formado parte de cada una de las significaciones… La historia, la
historia de las ideas, las filosofías, las religiones, la historia de las sociedades, la historia cotidiana, la
diversidad cultural, incluso las idea s científicas se entrecruzan indefectiblemente con la literatura. Por la
literatura siempre es posible entretejerse al tapiz, cualquiera sea nuestra edad, condición o circunstancia.
Es la entrada más generosa.

¿Qué literatura? ¿Cómo hace el maestro para elegirla? Tal vez no la conozca demasiado, tal vez tenga
ideas preconcebidas, incluso prejuicios… Piense, por ejemplo, que sólo se debe leer lo que se escribe, o
se cuenta, en su región… O sólo lo que recibe publicidad suficiente… O lo que está ya contenido en el
manual de Lengua… O lo que ha leído él mismo cuando era chico… ¿Qué hace que un texto sea mejor
que otro o más lleno de significaciones? ¿Hay textos mejor y peor hechos, peor o mejor construidos,
elaborados con más o menos arte? ¿Hay textos que no pueden faltar en la formación de un lector o, al
menos, que sería mejor que no falten? ¿Hay un canon, un vademécum para guiarse? Y otra pregunta,
inevitable: ¿tiene manera, ese maestro, de llegar a los libros, no sólo a los libros en general sino sobre
todo a los libros que le hacen falta? ¿puede hacer valer su punto de vista lector y su deseo de lectura?
La pregunta sobre los textos que va a poner el maestro a consideración de su comunidad de lectores es
importante. Y más cuando se piensa en lo exclusiva y hasta única que puede ser la ocasión de la escuela
en  una  sociedad  empobrecida,  donde  los  lazos  culturales  se  han  ido  volviendo  hilachas  y  las
oportunidades “informales” de lectura han devenido escasas…

UNA SOCIEDAD DE LECTURA
Sin embargo, en medio de esa sociedad empobrecida,  desmantelada e injusta, algo nuevo ha sucedido
en el aula. Han tenido lugar ciertos acontecimientos. A lo largo de muchas lecturas compartidas, eligiendo
a veces bien y otras veces no tan bien, escuchando lo que tienen para decir los lectores, dándoles la
palabra, permitiendo también que le pongan voz al texto, comentando, releyendo, haciéndose preguntas,
acotando, remitiéndose a otros textos, cruzando hallazgos, hipótesis, fantasías, el maestro habrá estado
contribuyendo a la formación de una sociedad de lectura.
Es posible que al comienzo haya habido un gran desorden, mucho parloteo y poca escucha, una atención
lábil y una participación un poco desganada. Pero el clima va a mejorar cuando los miembros de esa
sociedad ya tengan una historia compartida, un pasado al que se puedan remitir. Entre sus estrategias
estarán también ahora las incorporadas a lo largo de esa historia en común. Aprendieron a seguir una
hebra para ver hacia dónde va, cuál es el nudo en el que se enlaza... Son más incisivos, y mucho más
amplios,  de  horizonte  más  amplio…  Tendrán  amores  y desamores  entre  los  textos  leídos  (y  habrá
discusión al respecto). Tal vez hayan perseguido a un autor o a cierto universo imaginario… Tendrán
muchísimas  más  preguntas  que  antes  de  comenzar  pero  también  tendrán  una  esgrima,  estrategias,
destrezas y más tenacidad.
Una sociedad de lectura –a veces una pequeñísima sociedad de dos– es siempre algo estimulante. El
lector busca al lector. La mejor recomendación que se recibe es la de un lector colega, compinche de
lecturas.  La  sociedad  de  lectura  del  aula  es  un  punto  de  partida…  Se  va  a  ir  ampliando,
indefectiblemente, por ese efecto disparador de la lectura, porque los textos llevan a otros textos… Del
aula a la biblioteca de la escuela, luego tal vez a una biblioteca popular, la biblioteca del barrio, a un grupo
de teatro, a una revista literaria…

LA HISTORIA SIN FIN
La historia del lector, que comienza, ya vimos, precozmente, cuando no es dueño todavía de la palabra
(no digamos ya de la letra), es una historia sin fin. Ni se inicia en la alfabetización ni termina en tercer
grado, ni en séptimo, ni en la universidad. La historia de un lector se confunde con su vida. Siempre se
estará “aprendiendo a leer”. Y siempre quedarán lecturas por hacer, tapiz por tejer y destejer. También
puede  haber,  de  tanto  en  tanto,  algún  otro  “maestro”,  como  el  de  la  sociedad  del  aula,  que  nos  dé espacio, tiempo y compañía, nos insufle confianza y nos deje leer.

Géneros y Nómina de libros 
 Teatro:

El teatro (del griego θέατρον, theatrón o «lugar para contemplar») es la rama del arte escénico relacionada con la actuación, que representa historias frente a una audiencia usando una combinación de discurso, gestosescenografíamúsicasonido y espectáculo. Es también el género literario que comprende las obras concebidas para un escenario, ante un público. El Día del Teatro se celebra el 27 de marzo.
En adición a la narrativa común, el estilo de diálogo, el teatro también toma otras formas como la ópera, el ballet, la ópera china y la pantomima.

AUTOR
TITULO
COMENTARIOS   DE LOS LECTORES
Cossa,  Roberto
La Nona
Los fundamentales del teatro argentino
RECOMENDADO
Genial comedia del grotesco argentino, no dejes de leerla , no pararas de reírte
Rovner, Eduardo
Teatro 1
-Volvió una noche
-Cuarteto
-Compañía
-Lejana tierra mía
Gorostiza, Carlos
Teatro 3
-El puente
-El pan de la locura
-Los prójimos
-¿A qué jugamos ¿
-El caso del hombre de la valija negra
Antología  copilada por Carlos Vieytes
El teatro argentino I
Trejo, Nemesio
- Las mujeres lindas
Sanchez, Florencio
- Barranca abajo
Antología  copilada por Carlos Vieytes
El teatro argentino II
Discépolo, Armando
-Babilonia. Una hora entre criados
Arlt, Roberto
-Saverio el cruel
Antología
Teatro Breve Contemporáneo Argentino II
Adelbach, Alberto
-Criaturas
Esteve, Patricio
-¿Probamos otra vez?
Gambaro, Griselda
-Decir sí
Pavlovsky, Eduardo
-La espera trágica
Teatro breve contemporáneo III
Cuzzani, Agustín
-Complejísima
Dragún, Osvaldo
-Historia del hombre que se convirtió en perro
Gambaro, Griselda
-Un día especial
Gorostiza, Carlos
-A propósito del tiempo
Rovner , Eduardo
-¿Una foto…?


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TITULO
COMENTARIOS    DE LOS LECTORES
Dramaturgos Argentinos
Teatro Abierto 1981
Volumen II
21 estrenos argentinos
Bortnik, Aida
- Papá querido
Cossa Roberto
-Gris de ausencia
Drago, Alberto
-El que me toca es un chancho
Dragún, Osvaldo
- Mi obelisco y yo
Esteve, Patricio
-For Export
Gallipoli, Elio
-El 16 de octubre
Gambaro, Griselda
-Decir Sí
García Alonso, Jorge
-Cositas mías
Gorostiza, Carlos
-El acompañamiento
Griffero, Eugenio
-Criatura
Halac, Ricardo
-Lejana tierra prometida
Monti, Ricardo
-La cortina de abalorios
O´Donnell, Pancho
- Lobo…¿ estás?
Pais, Carlos
-La oca
Pavlovsky, Eduardo
-Tercero incluido
Pirinelli, Roberto
-Coronación
Pronzato,Victor
-Chau, rubia
Raznovich, Diana
-Desconcierto
Somigliana, Carlos
-El nuevo mundo
Soto, Máximo
-Trabajo pesado
Viale, Oscar
-Antes de entrar dejen salir
Bailly, Jean-Christophe
Una noche en la biblioteca
Castilla, Gabriel
Telón de cielo
Diez obras mínimas para teatro de títeres

Langsner, Jacobo
Esperando la Carroza


Cuento:


Un cuento es una narración breve creada por uno o varios autores, basada en hechos reales o ficticios, inspirada o no en anteriores escritos o leyendas, cuya trama es protagonizada por un grupo reducido de personajes y con un argumento relativamente sencillo y, por tanto, fácil de entender.1 2 3
El cuento es transmitido en origen tanto por vía oral como escrita; aunque en un principio, lo más común era por tradición oral. Además, puede dar cuenta de hechos reales o fantásticos pero siempre partiendo de la base de ser un acto de ficción, o mezcla de ficción con hechos reales y personajes reales. Suele contener pocos personajes que participan en una sola acción central, y hay quienes opinan que un final impactante es requisito indispensable de este género. Su objetivo es despertar una reacción emocional impactante en el lector. Aunque puede ser escrito en verso (en forma total o en forma parcial), generalmente se da en prosa. Se realiza mediante la intervención de un narrador, y con preponderancia de la narración sobre el monólogo, el diálogo, o la descripción.
 Algunos de los subgéneros más populares del cuento son:
·                     Cuento de hadas
·                     Cuento de suspenso
·                     Cuento de humor
·                     Cuento histórico
·                     Cuento romántico
·                     Microrrelato
·                     Cuento de ciencia ficción
·                     Cuento policíaco


AUTOR
LIBRO
COMENTARIO DE LOS LECTORES
Shua, Ana María
Cuidado que hay trampa
- Cuentos del mundo sobre trampas y tramposos
"Me gustó mucho el primer cuento, está bueno, es interesante y te deja una enseñanza (1º2º)"
Butti, Enrique
El Diablo Mete la Cola y otros cuentos del Infierno
Palacios, Cristian
Mundo Bilina
"Cuestiona los valores establecidos  de como educar a los niños - Un libro que genera debate"


En cuento lleno de mensajes sublimales que nos transmite una sensación de rebeldía  constante ante todo lo establecido socialmente
Lipcovich, Pedro
Muñecos chicos
Barrón, Néstor
(Selección y notas)
Cuentos de Humor Negro
-Relatos alucinantes de risa y espanto
"Estos cuentos nos generan variadas y encontradas sensaciones. Nos induce a reflexionar y cuestionar los valores establecidos socialmente.
Controvertido, movilizador y a veces grotesco hasta la repugnancia"
Borges, Jorge Luis
El Aleph
Carroll. Lewis
Alicia en el País de las Maravillas
Montes, Graciela
Aventuras y desventuras  de CASIPERRO  del Hambre
Policiales argentinos
(Selección)
Pasacalles
Diez cuentos policiales argentinos contemporáneos

Añón, Alejandra
-Ella era
 Birmajer, Marcelo
- El caso del obrero que golpeaba
Fresán, Rodrigo
-El sistema educativo
Krantz, Pablo
-Un asesino en la casa del amor
Kupchik, Christian
-Movimiento continuo
Lagarreta, Ines
-La carterita blanca
Lupo, Tom
-La lengua
Saénz, Dalmiro
-El día que mataron a Duahlde
Sasturain, Juan
-Subjuntivo
Varela, Sergio
-Pasacalles
Peyrou, Manuel
Los mejores cuentos policiales de Manuel Peyrou
Antología de cuentos policiales
Cuentos con detectives y comisarios

Ayala Gauna, Velmiro
-Robo en Capibara-Cué
Bosco, María angélica
-Enroque al odio
Firpo, Norberto
-Tiempo de puñales
Goligorsky, Eduardo
-Orden jerárquico
Marechal, Leopoldo
-Narración con espía obligado
Peurou, Manuel
-Uno en dos
Walsh, Rodolfo
-Zugzzwang
Chesterton, Gilbert
-El hombre invisible
Poe, Edgar Allan
-La carta robada
Peréz Zelaschi, Adolfo Luis
-El caso del célebre pintor
Montero , José
La Trampa y otros cuentos policiales

Antología de cuentos
(Selección de Graciela Gliemmo)
Siete grandes cuentos Fantásticos
-Una semana de buena lectura

Gutierrez Nájera, Manuel
-Rip-Rip
Conan Doyle, Arthur
-El anillo de Thoth
Guy de Maupassant
-¿Quién sabe?
Taiwan, Mark
-Una historia de fantasmas
Zola, Émile
-Angéline o la casa encantada
Chéjov, Antón
-La desesperación de Honoré Subrac
Wells, Catherine
-El fantasma
"Me encantó el libro" 
"El cuento que más me gustó fue RIP-RIP"
Antología
Cuentos fantásticos Argentinos

Cortazar, Julio
- La noche boca arriba (Final de Juego)
- Casa tomada (Bestiario)
Ocampo, Silvina
-La casa de Azucar
Oesterheld, Hector Germán
- El Árbol de la muerte
Borges, Jorge Luis
El milagro secreto
Shua, ana María
- Octavio, el invasor
Bioy Casares, Adolfo
La trama celeste




RECOMENDADO
Casa tomada
"Un cuento genial que da lugar a varias interpretaciones"
Antología
Cuentos extraños y fantásticos

Daudet, Alphonse
-Wood’stown
Bradbury, Ray
-El lago
Loring Frost, George
Un creyente
Anónimo
-La casa encantada
Jiménez, Eduardo Abel
-El intento de Golett
Ocampo, Silvina
-La boda
Cortazar, Julio
-Esbozo de un sueño
Antología de cuentos
(Selección de Graciela Gliemmo)
Siete grandes cuentos de Terror
-Una semana de buena lectura

Polidori, John William
-El vampiro
Poe, Edgar Allan
-El entierro prematuro
Stevenson, Robert Louis
-El usurpador de cadáveres
Stoker, Bram
-El invitado de Drácula
Nodier, Charles
-El espectro de Olive
Lovecraft, Howard Phillips
-Lo innombrable
RECOMENDADO 
Muy buena selección de cuentos.
Realmente no podía dejar de leerlos, me atrapo la trama de cada uno y como estaban genialmente narrados

"Cuento terroríficos narrados excelentemente " "Autores consagrados"

Poe, Edgar Allan
La caída de la casa Usher
Antología
Clásicos de Misterio I

Bierce, Ambrose
-El hombre y la vívora
Le Fanu, Sheridam
-Narración sobre el fantasma de una mano
Bequer, G.Adolfo
-el monte de las ánimas
Hawthorne, Nathaniel
-El huesped ambicioso
Poe, Edgar Allan
El corazón delator
RECOMENDADO
Aunque no todos los cuentos me atraparon, ya que algunos me parecieron mejor que otros, disfrute de leerlos!
Antología
Clasicos de Suspenso – Juveniles

Saki
- Gabriel Ernesto
Sheridam Le Fenu
El pacto de sir Dominique
Guy de Maupassant
- Aparición
Wilkie Collins
-- El policía y la cocinera

Antología
Cuentos con espectros, sombras y vampiros

Lastra, Bonifacio
- Pigmalión
Bierce , Ambrose
- Los ojos de la pantera
Stoker, Bram
-La casa del Juez
Bullrich, silvina
-El lobizón
Verlieb, Stephen
La segunda muerte de drácula
Dabove, Santiago
- el experimento de Varinsky
Perez Zelachi, Adolfo
-Eso
Ocampo , Silvina
-La red
Rebetez, René
-Donde la sangre es escasa
Lovercraft, Haward
-El extraño
Hodgson, William
-Los habitantes de la Isleta Central
Bloch, Robert
-El vampiro estelar
Perez Díaz, Enrique
Miedos de Invierno
Shua, Ana María
Planeta Miedo
RECOMENDADO 
"Historias de diferentes partes del mundo que generan miedo, terror, etc ... contadas de forma amena, sencilla  y cautivante "

"Me gusto el primer cuento porque te deja una enseñanza sobre el amor y la fidelidad"
Antología
Clásicos de ciencia ficción – Juveniles

Bradbury, Ray
-Calidoscopio
Asimov, Isaac
-La última pregunta
Verne, Julio
- Un día de un periodista norteamericano en el año 2889

Antología
Generación Z - Coleeción
Cuentos + Cuentos

Cuentos realistas
O. Henry
-El pan duro de esa bruja
Güiraldes
-El pozo
Hawthorne, Nathaniel
-Las tres muertes del Señor Higginbotham

Cuentos fantásticos
Heinrich von Kleist
-La mendiga de Locarno
Stevenson , Robert Luis
- Los ladrones de cadáveres

Cuentos de ciencia ficción
Wells , Herbert George
-El nuevo acelerador
Page Mitchell, Edward
-El hombre sin cuerpo
Denevi, Marco
Falcificaciones
Gandolfo, Elvio
Ómnibus
Twain, Mark
El Diario de Adán y Eva
(versión completa)
Filloy, Juan
Gentuza
Filloy, Juan
Periplo
Hernández, Filisberto
Las Hortensias y otros relatos
Prólogo de Julio Cortázar
Antología de micro relatos
En frasco chico
Bruel, Christian
Bozellec, Anne
La historia de Julia
La niña que tenía sombra de niño
Gil  Lopéz, Olga
Adíos, Rapa Nui
Castillo, Abelardo
El candelabro de plata y otros cuentos
Villafañe, Javier
Circulen caballeros circulen
Asimov, Isaac
Amigos robots
Mc Loughlin, Juan Pedro
La rebelión de los sin recreo
"Es una  novela amena y divertida basada en el estereotipo del detective de los policiales "El Inspector Pipa Gonzalez" No mete en un mundo de locuras cuyos protagonistas son los niños"
De Santis, Pablo
Rey Secreto
Saki
El contador de cuentos

Amos Oz
De repente en lo profundo del bosque

Tulían, Aldo
Javier Villafañe por el camino de Don Quijote

Brizuela, Leopoldo
Los que llegamos más lejos

Cortazar, Julio 
Reunión

Colombo, Jorge
Aventuras de un porteño en tiempos de la colonia

Santolín, Marga
Sociedad, Relatos de Inmigrantes
RECOMENDADO
"Historias que quizás nos han contado nuestros abuelos inmigrantes...
Realmente conmovedoras,  que nos conducen    a pensar sobre la adversidad y el poder que esta conlleva de generar nuevos horizonte"

RECOMENDADO
"Sindo nieta de inmigrantes italianos, reconozco los relatos como si me los estuvieran contando mis propios abuelos ...que hoy ya no están..
Ejemplos de vidas que nos marcaron significativamente!


Echeverria,Esteban
El Matadero


Antología




Knoll, Guillermo


Cortazar, Julio
Hinchas y Goles




"Grandes anécdotas de la historia de los mundiales"


"Todos los Fuegos el fuego"
"Historias conmovedoras que reflejan el sentimiento que se vive a través de un deporte popular como es el   football patrimonio de varias  culturas "

"Relatos breves que nos sorprenden y nos emocionan"


 RECOMENDADO
"Excelente, muy buen libro . Lean este libro les abrirá la mente, les hará pensar e imaginar"
"Es genial"



Cuento, mito, poesía y leyenda folklórica:


El cuento folklórico es un tipo de narración oral perteneciente al campo de la tradición oral y que se manifiesta, principalmente, a través de la comunicación directa de un narrador, que lo sabe de memoria, frente a un auditorio.

Los cuentos folklóricos son anónimos y no tiene una versión fija. Cada nueva narración, incluso en el caso de que sea el mismo narrador, es también un acto de creación, siendo las diferencias entre unas y otras versiones minúsculas o más importantes. Además, también se producen variantes dependiendo de la región geográfica en las cuales estos cuentos forman parte del folklore local.
Una leyenda es una narración de hechos naturales, sobrenaturales o mezclados, que se transmite de generación en generación en forma oral o escrita. Generalmente, el relato se sitúa de forma imprecisa entre el mito y el suceso verídico, que le confiere cierta singularidad.
Se ubica en un tiempo y lugar que resultan familiares a los miembros de una comunidad, lo que aporta al relato cierta verosimilitud. En las leyendas que presentan elementos sobrenaturales, como milagros, presencia de criaturas feéricas o de ultratumba, etc., estos se presentan como reales, pues forman parte de la visión del mundo propia de la comunidad en la que se origina la leyenda. En su proceso de transmisión a través de la tradición oral las leyendas experimentan a menudo supresiones, añadidos o modificaciones que expresan un estado extraño, surgiendo así todo un mundo lleno de variantes.
Se define a la leyenda como un relato folclórico con bases históricas.1 Una definición profesional moderna ha sido propuesta por el folclorista Timothy R. Tangherlini en 1990:2
"Típicamente, la leyenda es una narración tradicional corta de un solo episodio, altamente ecotipificada,3 realizada de modo conversacional, que refleja una representación psicológica simbólica de la creencia popular y de las experiencias colectivas y que sirve de reafirmación de los valores comúnmente aceptados por el grupo a cuya tradición pertenece".
Contrariamente al mito, que se ocupa de dioses,4 la leyenda se ocupa de hombres que representan arquetipos (tipos humanos característicos), como el del héroe o el anciano sabio, como se aprecia por ejemplo en las leyendas heroicas griegas y en las artúricas.5

AUTOR
LIBRO
COMENTARIO DE LOS LECTORES
Córdoba, Fernando
Collas,
Leyendas, mitos, cuentos y otros relatos
"Leyendas que muestran nuestra cultura y forma de vida, la cual fue cambiando a partir de la llegada de los españoles"
Antología copilada por Carlos Vieytes
Cuentos y leyendas de los indios americano
Antología
Latinoamerica en voz
Cuentos y leyendas
(con CD)
"El libro me gustó! Me pareció muy divertido"
Antología
Latinoamerica en voz 2
Cuentos y leyendas
(con CD)
Selección de de Néstor Barron (Edicion bilingüe)
Kallfv Mapu
Antología de la poesía mapuche contemporánea
RECOMENDADO
"Poesía mapuche que refleja el pensamiento de esta cultura que a pesar de ser argentinos no conocemos"
Rosell, Joel Franz
La leyenda de Taita Osongo
Reynaldo, Jiménez
La bárbara tristeza: poesía quechua
René Palacios More
Colibríes encendidos
Lucero, Juan Draghi
Las mil y una noches argentinas
Felix Coluxio  (recopilador)
¿Cruz diablo!
Satanás vuelve al ataque
Bianki
Candombe
Fiebre de Carnaval
Batic, Leonardo
Seres Mitológicos argentinos
Diario 3 Litoral

 
AUTOR
LIBRO
COMENTARIO DE LOS LECTORES
Adaptación de Yvan Pommaux
Teseo
Fondebrider, Jorge
Licantropía – Historias de Hombres Lobo en Occidente
"Interesante" un estudio profundo sobre las diferentes mitos relacionados con el tema"
Marechal, Leopoldo
Antígona Vélez
Vazquez Martinez, Julian
El viaje de los argonautas
Los grandes relatos de la mitología griega II



La fábula es una composición literaria breve en la que los personajes son animales o cosas que casi siempre presentan características humanas como el hablar. Estas historias concluyen con una enseñanza o moraleja de carácter instructivo, que suele figurar al final del texto. En el Diccionario de uso del español de María Moliner1  se define a la fábula como una “narración literaria, generalmente en verso, cuyos personajes son animales a los cuales se hace hablar y obrar como personas, y de la que, generalmente, se deduce una enseñanza práctica”. En el Diccionario  de  Retórica y Poética2 de Helena Beristáin se indica que “se trata de un género didáctico mediante el cual suele hacerse crítica de las costumbres y de los vicios locales o nacionales, pero también de las características universales de la naturaleza humana en gene


AUTOR
LIBRO
COMENTARIO DE LOS LECTORES
Adaptación de Aldo Boetto
Fábulas- Esopo-La fontaine


Cómic o Historieta:

Se llama historieta o cómic a una «serie de dibujos que constituyen un relato», «con texto o sin él»,1 así como al medio de comunicación en su conjunto.2
Las historietas suelen realizarse sobre papel, o en forma digital (e-comicwebcómics y similares), pudiendo constituir una simple tira en la prensa, una página completa, una revista o un libro (álbumnovela gráfica o tankōbon). Han sido cultivadas en casi todos los países y abordan multitud de géneros. Al profesional o aficionado que las guioniza, dibuja, rotula o colorea se le conoce como historietista.11



AUTOR
LIBRO
COMENTARIO DE LOS LECTORES
Adaptación de Aaron Shepard y Anne L. Warson
Robin Hood.
Adaptación de Terry Davis
La máquina del tiempo
"Una historia con un comienzo difícil de ceer pero que te deja con ganas de leer"
Adaptación de Michael Burgan
Drácula
"Me gustaron los gráficos y la síntesis de la historia" (1º2º)
Bradbury, Ray
Adaptación de Tim Hamilton
Fahrenheit 451
RECOMENDADO
"No enseñan lo importante que son los libros y no hay que dejar que los quemen"



Libro álbum:

Se conoce por libro-álbum a toda obra literaria, por lo general, dedicada al público infantil, que se caracteriza por aunar en una misma página un contenido textual y un contenido ilustrado o imagen. Ambos se complementan, aportando conexión, coherencia y contenido a la obra literaria. Suelen estar editados en tapas duras y son obras de pequeña extensión que varía entre las 26 y las 35 páginas, siendo las más comunes aquellas formadas por 32 páginas.
Es un género literario propio de la literatura infantil y juvenil (LIJ) relativamente reciente. Existen, sin embargo, variantes en todos los ámbitos: álbumes para adultos (como La isla, de Armin Greder), álbumes con mucho texto (como Dídola, pídola, pon, de Maurice Sendak) y álbumes de tamaño ínfimo (como Chamario, de Eduardo Polo).


AUTOR
LIBRO
COMENTARIOS DE  LOS LECTORES
Itziar, Ezquieta
El cuarto prohibido
Doumrc, Beatriz
Barnes, Ayax
La Línea
Max Cachimba
Humor Idiota
Gimenez, Eduardo Abel
Estevez, Cecilia Alfonso
Como Agua
Schlaen, Carlos
ULRICO
La historia secreta de la conquista
Wernicke, María
Uno y otro
Roldan, Gustavo
Dragón
Shuan Tan
El árbol rojo
RECOMENDADO 
"Es un tipo de libro que no conocía y me gustó mucho porque es super entretenido y didáctico"


Biografías:

La biografía (del griego βίος [bíos], ‘vida’ y γρφειν [grafein], ‘escribir’) es la historia de la vida de una persona narrada desde su nacimiento hasta su muerte, consignando sus hechos logrados, fracasos, sucesos relevantes de su vida, así como todo lo que pueda interesar de la misma persona.
Para ello suele adoptar la forma de un relato expositivo y frecuentemente narrativo y en tercera persona de la vida de un personaje real desde que nace hasta que muere o hasta la actualidad. En su forma más completa, sobre todo si se trata de un personaje del pasado, explica también sus actos con arreglo al contexto social, cultural y político de la época intentando reconstruir documentalmente su pensamiento y figura. La biografía puede registrarse en forma audiovisual o en forma escrita; las cuales se dividen en distintos subgéneros; no cabe confundirla con algunos tipos de novela histórica o historia novelada.

AUTOR
LIBRO
COMENTARIO DE LOS LECTORES
Grass, Günter (autobiografía)
Pelando la cebolla

Granado, Alberto
(Biografía del Che Guevara)
 Con el Che  por Sudamérica

Novela:

La novela es una obra literaria en prosa en la que se narra una acción fingida en todo o en parte, y cuyo fin es causar placer estético a los lectores. Con la descripción o pintura de sucesos o lances interesantes, así como de caracteres, pasiones y costumbres. La vigesimotercera edición del Diccionario de la lengua española de la RAE la define de manera más general como una "obra literaria narrativa de cierta extensión" y como un "género literario narrativo que, con precedente en la Antigüedad grecolatina, se desarrolla a partir de la Edad Moderna".1 La novela se distingue por su carácter abierto y su capacidad para contener elementos diversos en un relato complejo. Este carácter abierto ofrece al autor una gran libertad para integrar personajes, introducir historias cruzadas o subordinadas unas a otras, presentar hechos en un orden distinto a aquel en el que se produjeron o incluir en el relato textos de distinta naturaleza: cartas, documentos administrativos, leyendas, poemas, etc. Todo ello da a la novela mayor complejidad que la que presentan los demás subgéneros narrativa


AUTOR
LIBRO
COMENTARIO DE LECTORES
Calvino, Italo
El vizconde demediado
RECOMENDADO
Un novelada fantástica  ,  que nos invita a pensar en la dualidad que existe en todos los humanos entre el bien y el mal

"Fábula fantástica que nos conduce a reflexionar sobre la condición humana reflejando con frases simbólicas la esencia del ser humano y la búsqueda de su completud (re union) a través del amor" Es GENIAL!!! 
Almeida , Eugenia
El colectivo
Ellis, Deborah
El viaje de Parvana
Furiasse, Mariana
Rafaela
Kordon, Klaus
El Muro
Pisos, Cecilia
Como si no hubiera que cruzar el mar
Aguirre, Osvaldo
Gonzalez, , Eduardo
Graffiti, Ninja
Gallego García , Laura
Finis Mundi
Valentino, Esteban
Es tan difícil volver a Ïtaca
Escudero, Laura
Encuentro con Flo
RECOMENDADO
"Una conmovedora historia  muy bien narrada, me senti identificada"

"Hermosísima y entrañable historia que redescubre la relación de una niña con su abuela"

"Nos sensibiliza y nos hace ver que en la vida siempre hay algo para dar a nuestros seres queridos" 


Vaccarini, Franco
El misterio del Holandés Errante
Suez, Perla
Memorias de Vladimir
Moyano, Daniel
El oscuro
Molla, Jean
Sobidor
Fleischman, Sid
La Luna del Bandido
Le Guin, Ursula
El mundo de Rocannon
Stevenson, Robert Louis
La isla del tesoro
Eckhardt, Marcelo
El Desertor
"Le disparábamos hasta a las mariposas" Se puede analizar poniéndose en el lugar del escritor que posiblemente hubiera querido plasmar lo que pasó con su hermano y conocidos"
"Malvinas fue un campo más de concentración donde se nos mandó a morir"
Bordons, Paloma
La tierra de las papas
 Una sombra donde sueña  CamilaO’Gorman y otros textos
Bodoc, Liliana
Los días del venado
La saga de los confines I
Bodoc, Liliana
Los días de la sombra
La saga de los confines 2
Bodoc, Liliana
Los días del fuego
La saga de los confines 3
Averbach, Márgara
La Madre de Todas las Aguas
Diferentes historias de vida que se entrecruzan en el pueblo de Crantock. 
Un final teñido por el odio, la codicia y el egoismo.
Muy bien plasmadas las diferentes personalidades de los personajes  
Aguirre, Sergio
El misterio de Crantock
Verano, Raul Ignacio
Annaxalimma
Dayan, Eduardo
La mujer de los viernes
Le Clézio, J.M.G.
El africano
Aldiss, Brian
Enemigos del sistema
Pinedo, Rafael
Plop
González, Eduardo
El león rendido
Alcoba, Laura
La casa de los conejos
Casariego Córdoba, Martín
Por el camino de Ulectra
Roldan, Elisa
Heredera de un secreto
Murias de Aller, Eduardo
Cervantes un escritor en busca de la libertad
Martinez, Guillermo
Crímenes Imperceptibles
Santa Ana, Antonio
Los ojos del perro siberiano
RECOMENDADO
"La historia que relata es muy interesante y te llega al corazón"
Jean-Christophe Bailly
Una noche en la biblioteca
"Los libros juegan entre sí , cobran vida cuando la ciudad duerme y suceden hechos que protagonizan entre ellos." 

Poesía:
La poesía (del griego ποίησις 'creación' < ποιέω 'crear') es un género literario considerado como una manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o en prosa.1 Los griegos entendían que podría haber tres tipos de poesía, la lírica o canción cantada con acompañamiento de lira o arpa de mano, que es el significado que luego se generalizó para la palabra, incluso sin música; la dramática o teatral y la épica o narrativa. Por eso se suele entender generalmente hoy como poesía la poesía lírica. También es encuadrable como una «modalidad textual» (esto es, como un tipo de texto).2 Es frecuente, en la actualidad, utilizar el término «poesía» como sinónimo de «poesía lírica» o de «lírica», aunque, desde un punto de vista histórico y cultural, esta es un subgénero o subtipo de la poesía.

AUTOR
LIBRO
COMENTARIO DE LOS LECTORES
Del Campo, Estanislao 
Fausto
García Lorca, Federico
Antología
 García Lorca, Federico
Santiago
De Mello, Thiago
Los Estatutos del Hombre
Orozco, Olga
Obra Poética
Saramago, José
Poesía completa
Sasturain, Juan
Carta al Sargento Kirk y otros poemas de ocasión
Molina, Enrique
Poemas selectos
Cardenal, Ernesto
Antología poética
Hernández, Miguel
Corazón alado – Antología poética
Guelman, Juan
Violín y otras cuestiones
Antología
Poemas para mirar

José Juan Tablada
Oliverio Girondo
Cesar Vallejo
Vicente Huidobro
Pablo Neruda
Raul gonzalez Tunon
Julio Cortazar
Octavio Paz
Juan Guelman
Francisco Urondo
Mario Benedetti
Cesar Fernandez Moreno
Diego, Gerardo
Si la palmera supiera…
Antología poética
RECOMENDADO
"Está muy bueno. La poesía que más me gustó es Quimica"
Carrera, Arturo
Escrito con un nictógrafo
Whitman,  Walt
Hojas de hierba
Parra, Nicanor
Parranda Larga
Antología poética
Poetas del surrealismo
Poesía Mayor
Laiseca alberto
Poemas chinos
Castilla, Manuel J.
El Gozante
Girondo, Oliverio
Noche Tótem
Vilariño, Idea
En lo más implacable de la Noche
                                                                                                                                 


Para seguir leyendo...
Una ponencia de Michèle Petit  :  
"Lectura y Desarrollo Social "


Entrevista a Michèle Petit
Antropóloga, investigadora de la lectura
Michèle Petit cuenta con una formación pluridisciplinar. Socióloga y antropóloga, desde hace muchos años ha estudiado el psicoanálisis. Investigadora del CNRS (Centro Nacional de Investigación Científica de Francia), es miembro del laboratorio LADYSS (Dinámicas sociales y recomposición de los espacios)

En estos últimos años ha participado en dos interesantes investigaciones relacionadas con la lectura. La primera, realizada junto con Raymonde Ladefroux y Claude-Michèle Gardien, dio lugar a la publicación del libro Lecteurs en campagnes: les ruraux lisent-ils autrement? (Paris: BPI-Centre Georges Pompidou, 1993). Investigación realizada a partir de entrevistas con personas, de diferentes categorías sociales, que vivían en el campo y a las que les gustaba leer, donde evocaban, de manera muy libre, el conjunto de su trayectoria como lector, desde los primeros recuerdos infantiles.
La segunda, más reciente, se recoge en De la bibliothèque au droit de cité: parcours de jeunes (Paris: BPI-Centre Georges Pompidou, 1997). En ella también participaron Raymonde Ladefroux, Chantal Balley e Isabelle Rossignol. Esta investigación se basó en entrevistas con 90 jóvenes de seis barrios desfavorecidos cuya trayectoria se vio influida por la frecuentación de una biblioteca pública. De la contraportada del libro traducimos el siguiente párrafo: "Cuando se vive en los denominados 'barrios sensibles', ¿cómo la biblioteca ayuda a resistir a los procesos de exclusión y a construir su derecho de ciudadanía? La biblioteca pública es un punto de apoyo crucial en las estrategias de continuación o reanudación de los estudios; un foro informal, donde se esbozan nuevas formas de sociabilidad; un lugar que da acceso a lecturas que ayudan a elaborar una identidad singular, a llegar a ser un poco más sujeto de su destino, y no solamente objeto del discurso de otros; y, finalmente, en algunas ocasiones, una fuente de informaciones sobre temas políticos, que puede mantener un deseo de inscripción ciudadana".
Como consecuencia lógica de ambas investigaciones, Michèle Petit ha intervenido en numerosos coloquios, conferencias y cursos de formación a bibliotecarios, tanto en Francia como en otros países, Así, en 1997 participó en Salamanca en el curso "¿Dónde están los lectores? La contribución de la biblioteca pública frente a los procesos de exclusión" (1) organizado por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y en octubre de 1998 en otro curso organizado en México por la Red de Animación a la Lectura del Fondo de Cultura Económica. A partir de las conferencias impartidas en este último curso se publicó el interesante libro Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura (México: Fondo de Cultura Económica, 1999).

Una canción española dice que cuando la pobreza entra por la puerta el amor salta por la ventana. ¿Es el mismo caso para las bibliotecas? ¿Cuál es la relación entre pobreza y servicios bibliotecarios?

La pobreza es algo terrible porque priva de bienes materiales que hacen la vida más fácil, menos dura, incluso más divertida y, a la vez, priva también de medios para preservar una intimidad. Incluso podríamos decir que éste sería un indicador todavía mejor que el de la renta: cuanto más pobre se es de menos intimidad se dispone. Cuando se es muy pobre se está sobre la acera expuesto a las miradas de todo el mundo, cuando se es menos pobre se vive con otras nueve personas en una misma habitación. Cuanto más se sube en la escala social más se dispone de un espacio íntimo.
La pobreza también priva del acceso a los bienes culturales y a todo lo que eso puede representar, como los intercambios que se tejen alrededor de esos bienes. Un bien cultural no sólo es algo que puede hacer bien a cada uno de diferentes maneras, tanto en el ámbito del saber como en el de la construcción de sí, sino que es también un objeto en torno al cual permite intercambiar. La pobreza priva de todo esto y seguro que también de otras cosas que en este momento olvido. La pobreza expulsa al amor por la ventana y también a todo lo que acabo de referirme.
Una biblioteca pública puede en parte, sólo en parte, y en algunos contextos pues en otros quizá sea imposible, reparar un poco todo esto. No sólo es mi esperanza sino lo que ha mostrado la investigación que llevamos entre los jóvenes usuarios de bibliotecas de barrios desfavorecidos de algunas ciudades francesas.
La biblioteca puede permitir acceder, a algunos, a un poco más de lo que yo considero como derechos culturales. Pienso que cada uno de nosotros tiene derecho a acceder a bienes culturales. No es un lujo ni una coquetería de burgueses, sino algo que confiere una dignidad, un sentido en la vida y a la que todo el mundo puede ser sensible. Las personas de medios sociales muy modestos tienen con frecuencia un inmenso deseo de saber más, de aprender más. La biblioteca puede contribuir un poco a reparar el hecho de la pobreza y a permitir, también un poco, el acceso a los derechos culturales.

La biblioteca, dice usted, puede ser un lugar que facilite a las personas hacerse ciudadanos, a salir de los lugares a los que la sociedad y la historia les ha asignado, les ha prescrito. Pero, ¿hasta qué punto los gobiernos, los poderes, que han condenado, en no pocos casos, a más de la mitad de una población a la pobreza, quieren fomentar ciudadanos?

Efectivamente, yo creo que con frecuencia el poder, sea cual sea, tras sus grandes discursos no tiene ningún deseo de que alguien acceda a la ciudadanía, entendiendo por ésta no sólo el hecho de meter una papeleta en una urna cada tantos años sino ser en todos los ámbitos de la vida algo más sujeto del propio destino y no sólo objeto de los discursos de los otros.
Añadamos a ello el poder tener derecho a tomar la palabra y la pluma en lo que concierne al bien público. Es decir, tener más capacidad para construir su propia vida y tener un poco más de derecho en el capítulo del futuro compartido. La ciudadanía, en este sentido, se construye por todo tipo de vías, no es algo que venga con el nacimiento. Para poder pensar es necesario que los medios sean dados, no cae del cielo. Tomar la palabra, tomar la pluma, es algo que se aprende, no es algo dado.
Una biblioteca puede ayudar a construir la ciudadanía pero, efectivamente, no es para eso que los gobiernos, los poderes, construyen bibliotecas. Sólo en algunos casos, por aquello de las excepciones a la regla. A la hora de construir un equipamiento cultural prima más el deseo de prestigio, alcaldes que con la construcción de la biblioteca buscan, por ejemplo, mejorar la imagen de la ciudad y con ello atraer empresas. Les interesa más este aspecto o, si no, el aspecto social en el sentido estrecho del término: construyamos bibliotecas, incluso en los barrios más desfavorecidos, y así los muchachos irán allí y no vagarán por las calles. Me gustaría equivocarme pero sospecho que un cierto número de políticos tienen una representación de la biblioteca bastante próxima a la guardería y al centro recreativo.
Bueno, ésto como todo hay que matizarlo pues hay políticos que tienen un deseo real de que el poder sea más compartido. Existen y no hay que negarlo. En un mismo ministerio de cultura hay personas que tienen la idea del desarrollo de bibliotecas para que la gente adquiera más independencia y sea más activa en su porvenir y otros que consideran que si se hacen obras de beneficiencia y se inculca un patrimonio cultural común la gente va a cerrar filas como un sólo hombre en torno a ello.
Por eso, el otro día, en mi primera conferencia en México, la dediqué esencialmente a recordar las dos vertientes de la lectura que Roger Chartier (2) ha subrayado. Por un lado, la vertiente en la que se atribuye al texto una omnipotencia. Durante mucho tiempo la lectura ha sido un ejercicio que permitía someter al otro, doblegarlo a un precepto, a una identidad colectiva. Y existe otra vertiente, la de la libertad del lector. El lector se apropia de un texto y no hay la posibilidad de controlarlo completamente incluso cuando se vigila todo. En efecto, los lectores se apropian de los textos, les dan otro significado, cambian el sentido, interpretan, a su manera, deslizando su propio deseo entre las líneas. Nunca se puede controlar totalmente la manera en la que un texto va a ser leído, comprendido, interpretado.
A menudo, no siempre, la gente que está en el poder se situaría más en la primera vertiente de la lectura, la lectura que permite, en cierta medida, tener la mano firme. Pero aunque haya una intención, más o menos explícita, de este tipo, la gente se apropia de los bienes culturales con los que se encuentra y les da otro sentido.

He oído mencionar, en alguna ocasión, que en parte la investigación en que se basa el libro De la biblioteca al derecho de ciudadanía, financiada por la Dirección del Libro y la Lectura del Ministerio de Cultura francés, nació como un intento de abrir otros caminos al determinismo del "capital cultural" que algunos seguidores de Pierre Bourdieu mantienen y que, en cierta manera, ha llevado a una parálisis en la acción de algunos bibliotecarios.

Bueno, primeramente, respecto a lo que dice no estoy del todo muy segura. Yo también he oído decir que, en efecto, las tesis de Bourdieu habían desmoralizado a algunos enseñantes y quizás a algunos bibliotecarios, no lo sé.
Bourdieu ha tenido el inmenso mérito de atraer la atención sobre el hecho de todos los fenómenos de la reproducción social y derrumbar un cierto número de ilusiones, de levantar la liebre y de recordarnos que debemos estar vigilantes sobre ello. Tampoco pongo en duda su compromiso muy sincero al lado de la gente desfavorecida y muestra de ello es su labor en estos últimos años.
En estos momentos no se puede ver un periódico en Francia que no contenga artículos en favor o en contra de las tesis de Bourdieu. Yo no tengo ganas de optar sobre eso. Lo que puedo decir es que Bourdieu ha desarrollado conceptos que son muy importantes y que hay que retener.
Bourdieu no, pero quizás algunos de sus epígonos, entre los que se encuentran personas de gran calidad, han perdido un poco de libertad de pensamiento al querer estar muy cerca de la teoría del maestro y se han visto con dificultades para pensar sobre algunas dimensiones. Yo creo que toda la dimensión que concierne a la elaboración de la subjetividad no la ven, la ven mal o la situan al lado de fenómenos casi religiosos. Lo digo porque hay un número reciente de Actes de la Recherche en Sciences Sociales que contiene contribuciones interesantes y que se denomina "Génesis de la creencia literaria". No creo yo que la lectura literaria sea una creencia, sino que está más cerca de la sublimación. La sublimación, la creencia o la religión no son lo mismo. Freud decía que la religión estaba del lado de la ilusión, y que la sublimación estaba en otro orden, es un mecanismo de defensa.
Personalmente nunca he sido bourdieusana ni tampoco anti. No es mi asunto. Hay aspectos de los trabajos de Bourdieu que me interesan pero, en mi acercamiento a la lectura, he estado más marcada por alguien como Michel de Certeau y especialmente su famoso texto Lire: un braconnage (3). De hecho, él se preocupó poco por las disciplinas universitarias como tales, pues era historiador, muy interesado en el psicoanálisis, antropólogo, y quizás tuviera un poco más de libertad de pensamiento.
En el origen de la investigación que llevamos sobre los usuarios de bibliotecas en algunos barrios desfavorecidos franceses yo no redacté la licitación, pero sí que se decía que había, quizás, otra manera de ver las cosas que el de la reproducción social y que quizás las bibliotecas, aunque fuera sobre un número restringido de personas, tenían el efecto de desbaratar la tendencia de la reproducción social. Eso me atraía porque siempre me han interesado más las personas que no se quedan en la plaza que socialmente se les ha asignado, que la lógica de la reproducción, del sistema.
Está claro que la reproducción social existe, y que siempre hay que tenerla presente, pero eso no significa que nada se mueva. Y yo, por cuestiones de sensibilidad personal, siempre he estado más interesada por lo que se movía que por lo que se perpetuaba.
Me interesaba también esa investigación porque se centraba más en las singularidades que en la representatividad, aunque hubiera que tener en cuenta, lógicamente, la diversidad. También se decía de manera explícita en la licitación de esa investigación que se deseaba especialmente que los métodos fueran cualitativos.

En sus textos, a la hora de analizar la construcción del lector, el fenómeno de la lectura, usted recurre en ocasiones a las teorías psicoanalíticas. No es un recurso muy frecuente a la hora de tratar estos temas. ¿Cuál es su interés?

Tengo una formación pluridisciplinaria. Al principio mi curiosidad se dirigía a los hechos sociales pero nunca he podido pensar lo social independientemente de los hombres y mujeres singulares que lo componen. Con ello no quiero decir que no se pueda pensar de tal manera, pues por ejemplo pueden hacerse estudios formidables a partir de materiales estadísticos. Pero no es ese mi tipo de aproximación.
Tras mis estudios clásicos de sociología hubo un fenómeno que influyó mucho en mi desarrollo personal y profesional: mi encuentro con el psicoanálisis. Yo misma seguí muchos años de análisis y estudié las enseñanzas que se impartían en los años 70 en la Universidad de Vincennes en lo que se llama el Campo freudiano. Yo tenía deseos de ser antropóloga, pero del mundo contemporáneo, no estudiar una pequeña etnia que se reproduce idénticamente. Lo que yo quería era observar el mundo contemporáneo y concretamente lo que se movía, no lo que se perpetúa, como decía anteriormente.
En esos años 70 yo me aburría mucho en el CNRS, en el medio donde yo trabajaba. Reinaban, desde mi punto de vista, la rigidez, los dogmatismos, una intimidación mutua y una autointimidación que contrastaban con la efervescencia intelectual de Vincennes. Esta intimidación mutua, en cierta manera, ocurre con mucha frecuencia en el medio universitario. No hay demasiada libertad de pensamiento, siempre se está escrutado por los otros colegas, desgraciadamente. En esos años, lo que yo aprendía y descubría, especialmente del psicoanálisis, no lo podía utilizar, no existía la posibilidad, allí donde yo estaba, de articular lo singular y lo plural. Pero pude completar mi formación de una manera más personal respecto a lo que había aprendido en mis estudios universitarios.
En los 70 muchos investigadores estuvieron muy marcados por un marxismo muy rígido o por un estructuralismo también rígido. Y eso, aunque yo siempre haya sido de izquierdas, no me interesaba, nunca he podido ver a las personas a grandes rasgos, al por mayor. En esos años muchos investigadores que, por ejemplo, hacían investigaciones en medios desfavorecidos daban la sensación de que a los seres singulares no los veían, veían a las personas como muestras representativas o como una especie de ejemplo en carne y hueso, o como grupo social, pero no como personas singulares también.
En los años 80 ya pude articular un poco más lo singular y lo plural en otros temas distintos al de la lectura, en los que trabajaba entonces. Privilegiaba una aproximación biográfica al fenómeno.
Posteriormente, colegas del laboratorio donde trabajaba, que conocían bien el mundo rural, respondieron a una licitación de la Bibliothèque Publique d'Information (BPI) sobre una investigación de la lectura en el mundo rural. Esto me atrajo también porque habían previsto métodos cuantitativos y cualitativos y estos últimos me interesaban. Me di cuenta de que trabajar sobre la lectura se unía a mi interés por el psicoanálisis porque había comprendido que lo que determina la vida de los humanos, en gran medida, es el peso de las palabras o el peso de su ausencia. Cuanto más capaz se es de nombrar cualquier cosa más apto se es para vivirla y para cambiarla.
Recuerdo que Bruno Bettelheim narró que cuando se encontraba en un campo de concentración las personas más frágiles y desvalidas eran las que no comprendían, las que no tenían palabras para explicarse por qué estaban allí, mientras que las que podían analizarlo, formalizarlo, tenían más recursos de sobrevivencia incluso en una situación tan espantosa. Esta es la importancia de esta dimensión simbólica, de esta dimensión relativa al lenguaje. Comprendí, también por el psicoanálisis, que al recomponer de otra manera un universo simbólico, linguístico, eso puede contribuir un poco a desplazar otras cosas en otros ámbitos de la vida. Un poquito, tampoco hay que imaginar que va a transformar todo.
Por otro lado, cuando fui, en el momento de hacer las entrevistas, a que me comentasen en qué la lectura les había podido o no cambiar algo en su vida, me sorprendió ver que espontáneamente los jóvenes, incluidos los de medios sociales modestos, hablaban rápidamente de lo que eso había podido cambiar en la representación de sí mismos, en la representación de la relación con el mundo y en la relación con los otros. Esto ya lo había sentido cuando trabajaba en las entrevistas sobre la lectura en el medio rural pero se hizo más patente cuando trabajamos con los jóvenes de los barrios desfavorecidos. Muchos de estos jóvenes nos han hablado de la importancia que había tenido la lectura, incluso fragmentaria, episódica, en la construcción de sí, en el sentido amplio, esto es, la apertura del imaginario, la constitución del espíritu crítico, la elaboración de una relación algo diferente con los próximos, sea la familia, el grupo étnico en algunos casos, los amigos. La lectura constituyó para estos jóvenes un medio de representarse ellos mismos de manera diferente y eso provocaba que tuvieran una representación de sí mismos más rica, más diversificada, más abierta, más en movimiento, que la representación rígida de la identidad que, muy frecuentemente, se tiene.
Hay personas que sí se han acercado a la lectura desde una perspectiva psicoanalítica como Marie Bonnafé que desde hace años, por ejemplo, ha trabajado el tema de la lectura y los bebés. También hay algunos psicoanalistas que han desarrollado este tema, especialmente con los niños muy pequeños, y sigue habiendo gente por aquí y por allá que siguen trabajando el tema, pero es verdad que podría desarrollarse más.

Un acercamiento de la biblioteca pública a los públicos originalmente no predestinados a su uso exige más allá de un "deseo", de una "buena voluntad", una reflexión y acción sobre el tipo de documentos que la biblioteca va a poner a disposición, las formas de presentar esos documentos, la señalización de la biblioteca. En este sentido, ¿cuáles cree usted que son las medidas más urgentes sobre las que habría que actuar?

Es verdad que los jóvenes usuarios de medios populares son muy sensibles a la implicación personal de un profesional, de un bibliotecario, lo que no significa, forzosamente, un tipo chistoso, enrollado. Claro está que tendrá una actitud condescendiente pero eso no quiere decir un demagogo, uno que vaya con el rollo de que somos iguales, somos colegas.
Son también muy sensibles al hecho de que no se puede transmitir más que desde la experiencia que se tiene. Y si alguno tiene buena voluntad pero también un sentimiento muy ambivalente respecto a la lectura, eso es lo que el muchacho entenderá. Comprenderá que tras un discurso de buena voluntad existen sus reservas, que tras hermosas palabras se esconde un discurso respecto a la lectura muy culpabilizado y que se plasma en preguntas, más cercanas al orden de la moralidad, como "¿cuáles son las lecturas válidas?", "¿qué es un buen lector?".
Tener una voluntad profunda de acogida a los otros, tener en el equipo de la biblioteca a alguien que tenga un conocimiento del libro y una postura no ambivalente hacia la lectura y, sobre todo, un gran profesionalismo, son los tres elementos claves. Cuando digo profesionalismo no lo hago en el sentido tecnicista sino en el sentido de siempre plantearse cuestiones, de dudar y, sobre todo, de inventar. Reflexionar sobre cómo va a moverse en esta biblioteca tal muchacho del barrio, cómo va a percibir todo ese muro de libros, si va a saber orientarse. Pensar esos aspectos en función de tal tipo de usuarios y no únicamente en función de la CDU.
Las bibliotecas con las que trabajamos a la hora de realizar la investigación sobre los usuarios de las bibliotecas de barrios desfavorecidos están entre las mejores, con una larga experiencia en este ámbito de la lectura pública. Me di cuenta, al hablar con estos bibliotecarios, que cada detalle estaba pensado. Por ejemplo, en Bobigny, en el momento de la encuesta, estaban construyendo una nueva biblioteca anexa. La directora había pensado tanto en la elección del tipo de sillas como en la constitución del fondo documental. Todo estaba reflexionado y pensado. En consecuencia, creo que es la alianza de tres aspectos: un deseo real de hospitalidad, una relación con el libro no ambivalente o culpabilizadora y una inteligencia activa en todo momento.

Pero cuando ustedes han hecho las entrevistas con esos muchachos y muchachas de barrios desfavorecidos, ¿han apreciado en sus discursos como algo remarcable la importancia que acordaban a la disposición del espacio, a la señalización?

Son muy sensibles a todo ese tipo de aspectos, al espacio físico de la biblioteca, más o menos bello, acogedor, claro, pero a la vez que ofrezca rincones más privados. Siempre es así de sutil. Son muy sensibles a la manera de exponer los libros y a una señalización más o menos legible. Cada uno de estos detalles es sumamente importante. Se dan cuenta de todo. No han cesado de decir que deseaban una biblioteca viva, pero no solamente en el sentido de animada, sino de la renovación del fondo documental, de posibilidades de orientarse, que no sea sólo muro tras muro de libros. Eso requiere una configuración de los lugares que esté finamente pensada y una presencia real de los bibliotecarios.
Esto último es interesante pues lo han remarcado continuamente y pienso que no lo hubiera señalado tanto un público más favorecido, más escolarizado. Cuando, por ejemplo, yo voy a una biblioteca paso de si los bibliotecarios me dan los buenos días o no. Al contrario, prefiero que me dejen en paz. A cualquier biblioteca que vaya me sé desenvolver en tres minutos y localizar lo que quiero. Las personas que han tenido una escolarización elevada pues imagino que actuan como yo. En cambio, para alguien que está socialmente poco autorizado para estar en una biblioteca, todos estos aspectos son muy importantes.
También puede existir un efecto de discursos contradictorios. Si tenemos las mejores intenciones del mundo pero, a la vez, concebimos un espacio muy hermético para la biblioteca, entonces abrimos con una mano y cerramos con otra, deseo que vengas y por el otro lado estoy manifestando, con mi concepción del espacio, que no lo hagas. Esto nos lleva a contradicciones y ambivalencias profundas. Usted señalaba las del poder, las de los gobiernos, pero yo creo que todo el mundo ha de interrogarse sobre ello. Y si bien en muchos bibliotecarios existe ese real deseo de abrir la biblioteca a todos los públicos, también persiste en otros la vieja idea de que sería mejor si no hubiera público, que no hace más que estropear los libros.

Usted, por su formación (en sociología y antropología) y profesión (miembro del laboratorio LADYSS del CNRS-Université de Paris I) no es bibliotecaria. Pero al haber realizado diversos estudios sobre la lectura en el mundo rural o en los barrios desfavorecidos de grandes ciudades francesas ha entrado en contacto con la biblioteca pública y, en concreto, con los bibliotecarios. ¿Qué es lo que ha encontrado (quizás sin buscar)?

Es difícil tener una representación general de la profesión. Frecuentemente he visto a los bibliotecarios en las situaciones más óptimas para ellos ya que les veo en cursos de formación profesional, coloquios, etcétera, y muy a menudo no están de una manera obligada sino que lo han escogido. Esto ya hace una selección, pues son personas con un deseo de formación, con inquietudes. Además, salvo en algunas ocasiones, no les veo en su actividad profesional, en el día a día. Ya sabemos que cuando hay una reunión, un coloquio, un curso, siempre se da un cierto grado de exaltación, uno se ve que no está tan sólo, que hay otros compañeros con las mismas inquietudes.
Haciendo todas estas precisiones, he de decir que me gustan los bibliotecarios en el sentido de que, frecuentemente, me sorprenden su relativa libertad de pensamiento, la buena circulación de informaciones y experiencias entre ellos y, quizás me equivoque pero así lo veo, su lado un poco libertario. Lado en algunos casos un poco extremo que, por respeto estricto al usuario, provoca que no ayude al usuario, o a cierto tipo de ellos, cuando quizás lo tuviera que hacer.
Tengo una representación positiva de los bibliotecarios que he encontrado, que son, hay que precisarlo, bibliotecarios municipales y públicos situados en lugares nada fáciles, lo que no deja de ser una categoría de bibliotecarios. Creo que es una profesión que ha evolucionado rápido, al menos en Francia donde existía un gran retraso.
Sí, tengo mucha estima por los bibliotecarios. Muchas de las personas que he encontrado en el medio de las bibliotecas públicas, y no solamente en Francia, tienen un espíritu real de servicio público, en el mejor sentido del término. Es decir, un planteamiento continuo sobre cómo servir bien al público.

Y para esos jóvenes de barrios desfavorecidos con los que ha realizado entrevistas sobre la biblioteca y la lectura, ¿qué son para ellos los bibliotecarios?

Para ellos, lo primero y lo más claro es que son alguien distinto a los enseñantes. Desgraciadamente para los profesores, muchos de esos jóvenes perciben la escuela como un lugar institucional, en el peor sentido del término, limitante, y el aprendizaje en la escuela como algo cercano a la sumisión (incluso si frecuentemente diferencian entre la institución y tal enseñante, el cual está dotado, desde su óptica, de todas las cualidades). Por el contrario, la biblioteca es percibida, incluso si para muchos es un lugar para hacer las tareas escolares, como una tierra de libertad. El bibliotecario es claramente percibido como alguien que no es un profesor, aunque tengan en común que están en el lado del saber. Incluso creo que tienen una representación un tanto idealizada del bibliotecario pues tienen la idea de que lo sabe todo, que ha leído todo, casi un saber universal.
Aparte de estas consideraciones generales no hablan mucho del bibliotecario como una categoría sino de tal o cual bibliotecario. Se dan cuenta rápido de quien es quien.
Notas:
1.   PETIT, M.: "¿Cómo pueden contribuir las bibliotecas y la lectura a la lucha contra la exclusión?", en: ¿Dónde están los lectores? La contribución de la biblioteca pública frente a los procesos de exclusión: Actas V Jornadas de bibliotecas infantiles, juveniles y escolares. Salamanca: Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1998.
2.   CHARTIER, R.: "Textes, imprimés, lectures", en: POULAIN, M. (dir.): Pour une sociologie de la lecture: lectures et lecteurs dans la France contemporaine. Paris: Cercle de la librairie, 1988, pp. 11-28.
3.   CERTEAU, M. de: L'Invention du quotidien, 1/ Arts de faire. Paris: Gallimard, 1990.



Esta entrevista fue extraída, con autorización de los editores, de la revista Educación y Biblioteca. Año 10, N° 96; Madrid, diciembre de 1998.
Imaginaria agradece a su autor las facilidades brindadas para su publicación en esta página.
Ramón Salaberria (biok@mail.internet.com.mx) es investigador español, especializado en el tema de las Bibliotecas. Dirigió durante varios años la revista Educación y Biblioteca y actualmente reside en México.



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